“¿Por qué debo perdonar?” – Amiga.
Respuesta:
Voy a hacer algunas preguntas para que piense y, así, con su propia inteligencia, pueda responder.
¿Qué piensa que sucede cuando guarda rencor? ¿Cómo se siente?
Pesada, ¿no es cierto?
Y las palabras revelan lo que llena su corazón. Los comentarios agreden su bienestar, hacen que se sienta amargada, enojada, la hacen murmurar por todo y por nada. Además de dejarla unida al pasado. Pues, en lugar de superar, carga en su interior el pasado acusador, horroroso y destructivo.
Yo sé que, en realidad, sus comentarios con solo para aliviar el dolor agonizante en que se encuentra. Se desahoga porque no logra resolver su propio tormento.
Eso la aterra y amenaza su estabilidad. Le trae dudas, inseguridad y malos ojos.
Cuando el Señor dice que perdonemos a nuestros deudores es porque Él nos valora.
La forma de valorarse es combatir los sentimientos que la inducen a sentirse inferior o a compararse.
Cuando perdona, se hace un bien a sí misma. ¡El resultado es fantástico! Se siente liviana e independiente de cualquier circunstancia, queda en otro nivel. Sin alterarse, sin murmurar, sin ser un peso para sí y para los otros. Permanece inmune a los problemas y su visión se amplía para desarrollarse.
Se vuelve madura, capaz de superar otras adversidades, porque vence a su enemigo número 1, que son los sentimientos que la dominan.
(*) Respuesta retirada del blog de Viviane Freitas
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