“Aconteció que la misma noche le dijo el SEÑOR: Toma un toro del hato de tu padre, el segundo toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también la imagen de Asera que está junto a él.” (Jueces 6:25)
El sacrificio que Gedeón hizo para Dios tiene mucho para enseñarnos sobre cómo se debe entregar una ofrenda perfecta en el altar del Señor. Como podemos observar en el pasaje anterior, Dios le pide a Gedeón “el segundo toro”, es decir, Gedeón ya había hecho anteriormente un primer sacrificio, sin embargo, todavía había una seguridad, una reserva, una esperanza de alimentos para el futuro, que era el segundo toro, era eso lo que representaba el animal. Dios le pidió a Gedeón que renunciara a todo lo que tenía.
Vale la pena recordar que, en la historia de Gedeón, los israelitas vivían en una época de muchas dificultades y pobreza. Los enemigos de Israel destruían los cultivos en la cosecha. Incluso, cuando Gedeón habló con el Señor la primera vez, él estaba sacudiendo el trigo en el lagar, que era un lugar pequeño utilizado para producir vino, es decir, él se estaba escondiendo y protegiendo de los enemigos de Israel el poco trigo que tenía. Era una vida miserable y de pequeñez.
Así que cuando el Altísimo le pide el toro, le está pidiendo a Gedeón que entregue su sustento y el de su familia, que dé su todo. Aunque, Gedeón había mostrando indignación contra esa situación, era necesario que él tenga coraje para actuar en aquel momento. Se necesita coraje para sacrificar el toro a Dios, tener coraje para seguir adelante y poner en práctica las acciones necesarias para que la vida se trasforme para mejor.
Para vencer nuestros problemas, primero tenemos que superarnos a nosotros mismos, vencer la falta de fe en el Dios vivo, vencer el miedo de entregarnos totalmente a Él, debemos vencer los obstáculos que bloquean nuestra acción. Solamente cuando vencemos el miedo, podemos dar mayores pasos rumbo a una vida completa y plena.
La indignación es un botón que activa dentro de nosotros la fe sobrenatural, una fe que tiene conciencia de la grandeza de Dios y que, por lo tanto, todo es posible. No era suficiente con que Gedeón se indignara con la situación, era necesario que tome una actitud para que las bendiciones del Señor lo alcancen y también a su familia.
A continuación en ese mismo pasaje bíblico, Dios le pide a Gedeón que destruya el altar de Baal- que era un dios de pueblos extranjeros, al cual estaban adorando los israelitas en esa época- y le pide que destruya la imagen de Asera. En otras palabras, Dios le pide a Gedeón que deje de lado las viejas costumbres, los pecados, la vida equivocada en relación a la Palabra Sagrada, el apego material, el orgullo, las creencias antiguas, para asumir una nueva creencia, substituir la vida vieja por una vida nueva, por nuevos pensamientos y actitudes, de fe y de éxito.
Por lo tanto, la ofrenda representa la vida del ofrendante y el altar es la presencia de Dios. Es por eso que el altar santifica la ofrenda. Cuando ponemos nuestra vida en el altar, estamos siendo vistos por Dios, estamos cara a cara con Él, y allí nos presentamos a Él, presentamos lo que tenemos en nuestro interior.
Debemos poner a Dios por encima de todo, Él tiene que ser el primero en la vida de la persona y eso se prueba cuando se hace el verdadero sacrificio, como Gedeón lo hizo.
En todas las Universal, está la preparación para la Hoguera Santa de Gedeón, un evento especial para todos lo que desean conocer el poder de Dios y tener Sus bendiciones en sus vidas.
Si usted desea conquistar una vida de éxito, completa, y plena, participe de uno de las reuniones diarias en una Universal cercana a su hogar y sepa cómo participar de este momento que transformará su vida. No dependa de nadie, dependa solo de usted y de Dios.
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