Entonces habló el SEÑOR con vosotros de en medio del fuego; oísteis la voz de Sus palabras, mas a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis. Deuteronomio 4:12
Dios siempre Se preocupó por no dejarle ninguna apariencia de Sí mismo al ser humano. Piense conmigo:
¿No sería más lógico, fácil e incluso estratégico haber dejado una imagen fiel de Sí mismo a la que adore el hombre; una marca única, fiel e inconfundible para todos los pueblos?
No. Él nunca pidió que ninguno de Sus profetas hicieran una imagen Suya. Nunca posó para que ningún escultor o pintor Le hiciera un autorretrato. Ni Jesús instruyó a Sus discípulos a que guardaran alguna forma o semejanza Suya. Otros personajes históricos dejaron sus estatuas e imágenes que pueden ser vistas hasta hoy en los más históricos museos del mundo. Pero no hay ninguna imagen de Dios, el Dios de la Biblia. Sí hay conjeturas, expresiones de la supuesta apariencia de Jesús derivada de la imaginación de artistas. Una imagen fiel, no.
Dios llegó al punto de incluir en los Diez Mandamientos la orden expresa: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás.” Éxodo 20:4-5
¿Por qué tanto cuidado?
Dios es, por encima de todo, la esencia de la inteligencia. Él es espíritu, lo que se comprende como mente, sabiduría, intelecto. No es una religión. Note que el Judaísmo no tiene imágenes. Tampoco el verdadero Cristianismo. Las imágenes, incluso, son uno de los artificios favoritos de la mayoría de las religiones.
Cualquier persona puede ver una imagen. Besarla, adorarla, venerarla. Pero no todos pueden percibir la inteligencia.
La inteligencia no es vista, es entendida. Solamente otro ser inteligente puede notarla.
Por eso, Dios no dejó una imagen de Sí mismo. Él no quiere adoración robótica, emotiva, irracional. Quiere que personas inteligentes Lo noten.
Enfatizo que no me refiero a la inteligencia como conocimientos que se adquieren en las escuelas. Sin duda, una persona inteligente se beneficia mucho con conocimientos académicos, pero los mismos no garantizan la inteligencia. El conocimiento es la absorción de informaciones. La inteligencia es la capacidad de hacer que estas tengan sentido, ver el panorama general, más que la suma de las informaciones.
¿Qué puede aprovechar usted de todo esto?
Busque a Dios con su inteligencia, no con sus emociones
Rechace, elimine todas las supuestas imágenes de Dios o de dioses que usted pueda tener en su posesión.
Oiga la voz de Dios, es decir, Sus palabras, y medite en ellas.
La inteligencia no es vista, es entendida. Solamente otro ser inteligente puede notarla.
Sea uno.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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