El día en que Dios le pida algo y usted se Lo niegue, sepa que eso tomó el lugar de Dios en su vida.
“Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que Yo te diré.” Génesis 22:2
Abraham tuvo muchas conquistas, pero ninguna tan grande para él como su hijo Isaac.
Isaac significa sonrisa, es decir, le trajo una gran alegría a Abraham, por eso Dios se lo pidió, para que quedara demostrado que la mayor alegría de Abraham no era su hijo Isaac, sino el Altar de Dios.
El salmista David dice:
“Entraré al Altar de Dios, al Dios de mi alegría y de mi gozo; y Te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío.” Salmos 43:4
Desafortunadamente, ya he visto a muchos conquistar, dar testimonios maravillosos, sin embargo, cometieron un error que es fatal para la fe: se apegaron a algo que Dios les había dado.
Cuando esto sucede, la persona comienza a recibir con tristeza la invitación de ir al Altar y comienza a ver al Altar como un lugar de perjuicio.
Dios no le llama al Altar para quitarle algo, sino para escribir una nueva historia de vida.
Por más que usted haya conquistado, es muy poco delante de lo que Dios quiere hacer.
Ahora entendemos porqué Abraham está en el cielo, pues Dios lo bendijo en TODO, ¡pero él no se apegó a NADA!