Usted ya debe haber escuchado historias sobre personas que, para conseguir lo que querían, fingieron ser quienes no eran. El diablo hace lo mismo, y es posible que, en este exacto momento, esté actuando disimuladamente en su vida.
Si hay algo que nuestro principal enemigo no es, es débil. Si lo fuera, ¿por qué necesitaríamos el poder de Dios para vencerlo? Y si hay una mentira que él necesita que usted crea, es justamente esa, que él es débil, porque eso es parte de su estrategia para derrotarlo.
El obispo Jair Barbera (foto abajo), responsable por el trabajo de evangelización de la Universal en Japón, explica que, si el diablo viniera con toda su fuerza sobre la vida de una persona, la persona también reaccionaría con toda su fuerza, y nacería dentro de ella una indignación contra esa situación creada por el mal. Naturalmente ella se apegaría a Dios, y vencería al diablo. “Por eso la estrategia del diablo es la de mostrarse débil, para que las reacciones de las personas también sean débiles, llevándolas a aceptar el sufrimiento y los problemas como situaciones normales de la vida”, destaca el obispo.
Disfrazados
Un ejemplo bíblico de este tipo de estrategia, dado por el obispo Jair, está en el libro bíblico de Josué. El pueblo Gabaom – los gabaonitas -, ante la fama que el pueblo hebreo conquistó con victorias humanamente imposibles de alcanzar, como la de Jericó, y que ningún pueblo sería un rival para ellos, creó una estrategia: antes de vivir la vergüenza de una derrota, fingió ser un pueblo que venía de una tierra distante y se puso a disposición para servir al pueblo hebreo. Pero, en realidad, los gabaonitas eran enemigos, que querían la muerte de Josué y la del pueblo de Israel. Al mostrarse débiles, esperaban que Josué también se mostrara débiles para con ellos. Y fue exactamente lo que sucedió (lea la historia en la Biblia, en Josué 9:3-27). “Josué y el pueblo no le consultaron a Dios sobre aquel pueblo que estaba allí y los dejaron vivir en el medio del pueblo hebreo, y ellos retrasaron la vida de Josué durante mucho tiempo”, explica el obispo.
El diablo se disfraza de débil con la intención de hacer lo que él sabe y quiere, que es matar, robar y destruir, pero, para que la persona no lo perciba, finge debilidad y la persona, entonces, no usa la fe que tiene de manera correcta.
En una guerra, el país oponente no usará municiones innecesarias. Inconscientemente hacemos lo mismo. El diablo hace que usted piense que la situación no requiere una reacción más firme de su parte, y con eso usted no lucha con las armas de la fe: ayunos, oraciones, meditaciones en la Palabra de Dios, idas más frecuentes a la iglesia.
El obispo advierte, sin embargo, que no basta solo con ir a la iglesia y decir que cree en Dios; si no hay una reacción a la altura del problema, la persona hará parte del grupo de los que no contarán testimonio de victorias. “¿Cuántos años hace que ella conoce la Palabra de Dios y no ve cumplidas las promesas en su vida? No es que Dios no quiera responder, es porque ella está en esa estrategia del diablo”.
Pregúntese a sí mismo
El obispo enseña la manera correcta de que una persona se ubique ante la actual situación en la que se encuentra su vida: preguntándose. “Pregúntese ¿su matrimonio es el matrimonio de un Hijo de Dios? ¿Su vida financiera es lo que Dios quiere para Sus hijos? ¿Eso realmente es lo que el Señor quiere? Porque yo, como padre, no quiero ver a mi hijo pasar necesidades, viviendo bajo una esclavitud para comer migajas. ¿Usted quiere eso, como padre, como madre? Por supuesto que no.”
Es tan importante esta reflexión que, si no se hace, la persona va a pensar que sus problemas son el resultado de todo, de una crisis económica, política, que el problema es fulano o mengano, menos que es el propio diablo actuando. Disfrazarse es una especialidad del diablo, para destruir su vida, él hace cualquier cosa:
“Y no es de extrañar, pues aun Satanás se disfraza como ángel de luz.” 2 Corintios 11:14
Esté atento a todo lo que le sucede. Incluso situaciones aparentemente buenas pueden estar apartándolo de Dios. Cuidado. “Si el diablo puede, hasta lo hará ganar dinero, lejos de Dios, no con Dios. No caiga en la estrategia del diablo. Él no quiere que usted vaya a la iglesia, él no quiere que usted reciba el Espíritu Santo, él no quiere que su familia sea salva. Él quiere matar, robar, destruir. Usted tiene que usar la fe, no con debilidad.”
Al principio, ante su disposición a luchar con todas sus fuerzas en todo lo que hace (en los ayunos, en las oraciones, en las meditaciones diarias de la Palabra de Dios, en sus diezmos y ofrendas, en fin, en su entrega a Dios), puede parecer que los problemas aumentan, pero no se deje engañar, es el diablo que ve que usted ya se dio cuenta de que él es el responsable deesa situación. Siga perseverando con toda su fuerza, porque la victoria está más cerca de lo que usted se imagina.
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