¿Por qué el mal ha prevalecido en la vida de muchas personas que profesan una fe en Dios? ¿Por qué hay tantos creyentes sinceros viviendo un infierno de vida, incluso concurriendo a una iglesia y, a veces, incluso ejerciendo un cargo de confianza y destaque en la congregación?
Jesús dijo:
…tú eres Pedro, y sobre Esta Roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella… Mateo 16:18
La iglesia a la cual Jesús Se refiere no es nada más ni nada menos que:
… linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. 1 Pedro 2:9
El sacerdocio real está compuesto por aquellos que materializan la fe por medio del sacrificio. De todo el universo cristiano, Dios está separando al linaje escogido, formando la nación santa, que está compuesta por aquellos que edifican sus vidas por medio del sacrificio puesto sobre la “Roca” (Altar), que es el Señor Jesús.
Para formar parte de ese “pueblo adquirido”, no basta concurrir a una denominación, ser evangélico, recibir una bendición aquí o allá, tenemos que renunciar a los valores de este mundo y tomar esta actitud:
Y pones tu oro en el polvo, y el oro de Ofir entre las piedras de los arroyos, el Todopoderoso será para ti tu oro y tu plata escogida.
Job 22:24-25 LBLA
Abraham hizo así: puso a “tu hijo, tu único, Isaac”, que representaba, además de su pasado – por haber esperado cien años para tenerlo –, su presente – por ser su mayor tesoro aquí en la tierra, mucho más valioso que sus riquezas –, y su futuro – por ser la garantía de la extensión de su generación. Él lo puso en la Roca (Jesús) y lo ofreció. Abraham pasó a ser entonces el padre de la fe de ese linaje escogido, para vivir en un paraíso en vida aquí en la tierra y, en el porvenir, en la gloria eterna con nuestro Señor.
Aproveche la oportunidad que le ha sido dada, suba a esta Roca (Jesús) y ponga en práctica la fe. Derrámese sin reservas en el Altar y conviértase en la Iglesia del Señor Jesús, y jamás, en ningún momento, las puertas del Hades prevalecerán sobre su vida.
¡Que Dios los bendiga!
Colaboró: Obispo Sergio Corrêa