Cuando alguien necesita algo y una persona se lo da, muchos consideran que el bendecido fue quien lo recibió.
Viendo el video a continuación, tal vez usted llegue a esa misma conclusión. Mire:
“Más bienaventurado es dar que recibir.” Hechos 20:35
Tal vez el pasaje bíblico de arriba parece extraño, pero piense de la siguiente manera: es más feliz quien da, porque si esa persona dio es porque tenía, y el que recibió no tenía; quien da tiene la condición que la otra persona no tiene. Es claro que quien recibe se pone feliz (usted ya debe haber recibido algo y sabe bien lo que sintió en ese momento), pero mucho más feliz es quien da.
La Biblia está llena de ejemplos de personas que compartieron lo que tenían y no les faltó nada. A continuación, compartimos 4 proverbios que muestran cuán bienaventurado es el que da:
1-Sin prejuicios: Es difícil ayudar a alguien si usted ya tiene pensamientos prejuiciosos sobre ella. “Está pasando hambre porque no trabaja”, “Está enfermo porque no se cuida”, “Gasta el dinero sin necesidad y después está así”. El resultado es que, supuestamente sabiendo la razón por la cual la persona se encuentra de aquella manera, usted no pensará que es justo ayudarla de alguna forma. Pero mire lo que dice la Palabra de Dios:
“El ojo misericordioso será bendito, porque dio de su pan al indigente.” Proverbios 22:9
Esos “buenos ojos” significan no juzgar al prójimo. Lo importante no es lo que la persona hace o deja de hacer para estar en aquella situación, sino cómo puedo ayudarla. Y observe que el que actúa así será bendecido.
2-Sin apego: No está mal pensar en el futuro y guardar dinero. El error comienza cuando retiene aquello que usted podría compartir con el necesitado.
“Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza.” Proverbios 11:24
¿Cómo es posible dar y aun así tener mucho más? La Ley de Dios es así. Cuando usted retiene lo que no necesita, usted pierde. Cuántas veces alguien guardó una prenda de ropa que ya no le servía y que podría dársela a alguien, pero el apego la hizo dejarla en el guardarropa. Resultado: un bello día, cuando vaya a ver, la prenda estará manchada o comida por la polilla. Tenía un alimento en casa, sabía que no lo iba a comer, aun así no se preocupó por regalarlo, cuando fue a ver estaba vencido. Esos son dos de los innumerables ejemplos. Quien guarda lo que podría dar solo se perjudica.
3-Atienda a su prójimo. Muchos reclaman que nadie los ayuda, que solo tiene amigos egoístas, que “nadie se interesa por ellos” (bastante dramáticos). Pero, ¿estarán dando el primer paso para que eso suceda?
“El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado.” Proverbios 11:25
Cuando usted atiende la necesidad de alguien, no siempre la recompensa vendrá de esa persona a la que un día ayudó (y no quiere decir que ella es ingrata). Pero vendrá cuando usted la necesite y, quizás, de alguien que talvez ni se imagine.
4-Atraiga el bien: No ayudar llega a ser arriesgado. Eso no quiere decir que usted debe hacer esto por miedo a que le pase algo. Pero, fingir que no está viendo la necesidad del otro revela que usted no se interesa y quien no siembra el bien, ¿cómo espera cosecharlo?
“El que da al pobre no tendrá pobreza; mas el que aparta sus ojos tendrá muchas maldiciones.” Proverbios 28:27
Todo el mundo puede de alguna manera, ayudar al prójimo. Mire a su alrededor. En la escuela, en el trabajo, en la calle, en el autobús, en la iglesia. En cualquier momento y en cualquier lugar siempre hay alguien necesitando algo que usted le podría dar. Ya sea una palabra de fe o una ayuda material.
Si está en sus manos la condición de hacer el bien, no deje de hacerlo. Porque “al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.” (Santiago 4:17).
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