“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí.”, (Juan 14:6 LBLA).
Él no dijo un camino, sino el Camino. La verdad es lo opuesto a la mentira, y la vida es contraria a la muerte. El diablo es el padre de la mentira y vino para matar; en cambio, el Señor Jesús, vino para dar vida.
Tampoco dijo “nadie va al Padre…”, sino “nadie viene al Padre…”, porque Él es el Padre.
Cuando alguien ora a Dios no puede decir: “Oh, mi Padre, yo te pido por mi esposa, por mi hijo…”, sino que debe decir: “Oh, mi Padre, en el Nombre del Señor Jesús yo te pido por mi esposa, por mi hijo…”. ¡Si no menciona el Nombre del Señor Jesús no tiene acceso a Dios!
Él cargó en Su cuerpo todos nuestros dolores, nuestros pecados, sacrificó Su sangre por nosotros. Jesús es el acceso a la presencia del Padre.
En la Biblia, en Juan 14:13-14 dice: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.”
Muchos oran sin mencionar el nombre de Jesús y no obtienen respuesta. Cuando Dios nos mira, lo hace a través del Señor Jesús, que fue Quien llevó nuestros pecados. ¡Solo a través de Su Nombre podemos ser salvos!
Si queremos el Espíritu Santo debemos pedírselo a Dios en el Nombre del Señor Jesús.
Por eso, debemos hacer que Él sea el primero en nuestra vida, y Le debemos agradecer.
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