Lo que no faltan son cantilenas para justificar los kilómetros de distancia y el pánico de muchos en colocar los pies en un templo de la Universal. Desde lo imaginario que sustenta la idea de que los pastores son “ladrones”, al odio declaradamente gratuito.
Pero, generalmente el coro aumenta delante de la expectativa común sustentada por la idea de que “Dios está presente en todo lugar” y de que “no es necesario ir a esa o aquella iglesia, pues no hay iglesia ni religión alguna que salve. Quién salva es Dios”.
Vamos por partes. ¿Realmente Dios está en todo lugar? ¿Él sería conveniente y formaría parte de la vida sórdida que usted lleva? ¿Toleraría su doble vida rodeada de mentiras, llena de traiciones y toda la variedad de malos sentimientos que usted carga? Creo que no.
Ahora, un punto para usted: la “placa” de iglesia y religión realmente no son el 100% de garantía en el requisito de la Salvación, para nadie. Basta solamente mirar a su alrededor para lamentablemente observar la cantidad de beatas, fanáticas, religiosos, creyentes fracasados y frecuentadores dominicales de iglesias llenos de sí mismos y con cero por ciento de Dios – es solo una alerta.
En fin, delante de este o aquel motivo, hay quién se beneficie en toda la situación para esquivar entregarse a Dios. Clasifican este asunto como una “conversación pesada”. Se esconden detrás de la coartada de que “Dios es misericordioso. Él nos entiende” – eso es lo que importa. Hay quienes se consideran expertos. Pero yo me pregunto: como padre, ¿Usted sería tolerante con los errores más bizarros de sus hijos? Dudo. ¿Por qué entonces lo sería Dios, con más de 7 billones de personas en el mundo?
Lo peor es que no es suficiente, normalmente son esos los que adoran juzgar y criticar la postura de fe de los otros. Son los llamados “críticos de turno”. ¿Hablan de diezmo? Molesta. ¿Ofrenda? Molesta. ¿Iglesia Universal? ¿Y el templo de Salomón? ¿Molestará?
Enfrente la verdad
El hecho de que en la Universal se les enseñe a las personas a vivir de acuerdo con los moldes de la Palabra de Dios y principalmente, les enseñe a pensar, a exponer y a cuestionar, enciende la furia y la insatisfacción de muchos.
Aprendemos a usar la fe inteligente para conquistar una vida de calidad y prospera. Cuestionamos y desafiamos la lógica y no apenas afirmamos – sino que garantizamos – que hay cura de los vicios.
Exponemos y le damos valor a algo tan banal y desvalorizado en nuestra sociedad: matrimonio y familia. Buscamos la liberación de toda plaga de enfermedades y males en nombre de la fe en Quién creemos. Aprendemos que solo la obediencia a la Palabra de Dios nos es garantía. ¿Cómo podríamos aceptar que toda suerte de engaños y una vida sometida a nuestras condiciones humanas nos llevarían al Altísimo?
La manera es enfrentar la verdad. Crea, duele menos. Muchos no quieren colocar la planta de los pies en la Iglesia porque, más allá de no querer encuadrarse en la disciplina que la Palabra de Dios orienta, no quieren abandonar su fe mediocre, floja y teórica para asumir una fe sólida en la práctica. Punto.
Querido (a) lector (a), tal vez usted esquive ir a la Universal gracias al prejuicio nacido de “dijo que me dijo” de los medios. ¿Qué tal ir a una Iglesia más cercana a usted y sacar sus propias conclusiones?
Concordando o no, creyendo o no, lea (y confirme) lo que la Palabra de Dios dice:
¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? Romanos 3:3
¿Cuál será su actitud? Deje un comentario en la redes sociales diciendo sobre en qué este texto lo hizo reflexionar.
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