Sabemos que la historia de la humanidad está repleta de perversidades, sin embargo, hubo una época en donde el hombre estaba tan corrupto en su corazón que Dios se arrepintió de haberlo creado.
Parecía que la situación no tenía más arreglo. Entonces, Dios decidió destruir a todos los seres vivientes sobre la Tierra. Sin embargo, un hombre llamó la atención del Señor para sí, porque era íntegro y justo. Se llamaba Noé.
Como Dios también es justo, deseó salvarlo, por eso le pidió que él construya un barco enorme, el arca, y ampare a varias especies de animales y a su propia familia en esa embarcación.
El Creador le explicó con detalles como debía construir el arca. Pidió compartimientos y le pidió a Noé que pase brea por dentro y por fuera (para que la embarcación sea impermeable y no se hunda).
Entonces, aclaró el motivo de todo eso: “ Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá. Más estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan vida contigo; macho y hembra serán. De las aves según su especie, y de las bestias según su especie, de todo reptil de la tierra según su especie, dos de cada especie entrarán contigo, para que tengan vida.” Génesis 6:17-20
Así hizo Noé, conforme con lo que Dios le ordenó, y le llevó cerca de 100 años para concluir la construcción del barco. Noé y toda su familia fueron salvos por causa de la fe y de la alianza que él tenía con el Señor. Así es con nosotros en los días de hoy. Si nosotros estamos en la presencia de Dios, nuestros familiares también pueden ser bendecidos por medio de nuestra fe.
Noé presentó una cualidad que Dios espera en Sus hijos: la determinación en servirlo. Eso solamente es posible para aquellos que firmaron su creencia en Él y conducen la vida haciendo lo que es correcto.
Pero la lección principal que podemos aprender con la historia de Noé fue presentada por el propio Señor Jesús, cuando Él estuvo en Su jornada:
“Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. (…) Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando Su señor venga, le halle haciendo así.” Mateo 24: 37-46
Eso nos deja la reflexión de la importancia de que guardemos nuestra Salvación, que viene cuando obedecemos la Palabra de Dios. ¿Usted ya aceptó al Señor Jesús como su Único y suficiente Salvador? Deje a su comentario.
Si usted posee alguna duda espiritual, acérquese a una Universal más cercana a su domicilio. Usted será atendido y aconsejado.
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