Año tras año, usted escucha lo mismo sobre la importancia de que los hombres cambien sus actitudes, principalmente con sus esposas, para tener una relación feliz, ¿no es así? Lo que muchos no saben es que entender esto es cada vez más necesario y efectivo para lograr la felicidad conyugal. Para reforzar lo que estamos diciendo, comentaremos algunas de las actitudes del hombre que terminan perjudicando la relación.
Cabeza dura
Muchas veces el hombre es cabeza dura. Simplemente elija cualquier tema y ahí estará él con su rigidez. Carece de un poco de tacto para tratar ciertos asuntos y sus reacciones groseras generan conflictos en su relación amorosa. Con esta inflexibilidad, siempre quiere imponer lo que piensa, porque no logra ponerse en el lugar de la mujer para ver el mundo de manera diferente y esto siempre genera problemas.
Ausente
Otro aspecto que perjudica la relación es el silencio del hombre. A menudo, cuando la mujer intenta hablar con su esposo, tiene la sensación de que su vida es un eterno monólogo. Por supuesto que el hombre puede ser más callado que la mujer, pero eso no significa ser ausente. Él debe participar en los problemas cotidianos de la pareja que requieren una conversación sincera. No sirve de nada callarse y hacerse el sordo. Si no hay un ida y vuelta, la relación se va al fondo del pozo.
Círculo vicioso
Lo más interesante de esta historia es que el hombre no hace esto porque es malo. De hecho, hace las cosas de una determinada manera porque así lo aprendió. Puede ser que nunca se haya dado cuenta de esto, pero llegó el momento de romper este círculo vicioso. Realice una autoevaluación, después de todo, usted es completamente capaz y lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de sus errores.
Diferente
Otro consejo es tratar de ser un hombre mejor. El primer paso después de evaluarse a sí mismo será cambiar su conducta. Pregúntese qué puede hacer de manera diferente de lo que está haciendo hoy para cambiar lo que no va bien en el matrimonio: ¿tratar mejor a su esposa? ¿Escucharla atentamente y hablarle más? ¿Dedicarle tiempo y llevarla a hacer algo los dos juntos? ¿Ser más creativo en sus resoluciones en casa y en el trabajo? ¿Pensar antes de hablar?
Respuestas
Las respuestas aparecerán. Si no llega a ninguna conclusión o incluso piensa que está haciendo todo bien, tal vez sea hora de ponerse sus sandalias de humildad y tener una conversación sincera con su esposa. Pregúntele su opinión acerca de su conducta. Puede ser que ella se sorprenda con su actitud, pero este es el camino para el cambio. Base sus acciones en la Palabra de Dios y recuerde: Esto solo será positivo para su matrimonio si toma actitudes prácticas y verdaderas para cambiar. De lo contrario, estará condenado al fracaso.
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