En muchos mensajes de la Biblia, el aceite de oliva aparece con un importante significado. Hoy es más popular en la alimentación, pero también tuvo, a lo largo de la historia, un fuerte sentido espiritual; además de otros usos, como en medicamentos y cosméticos.
El olivo, cuyo fruto da origen al tipo de aceite más usado en el mundo (existen también los elaborados con otros vegetales), surgió en la región en la que hoy está Siria – donde se situó el famoso Jardín del Edén.
El aceite de las aceitunas fue utilizado durante milenios, como combustible para lámparas para la iluminación de inmuebles, campamentos o con un objetivo ceremonial, como el caso de las menorás (candelabros judíos de siete o nueve lámparas).
Aparecen relatos sobre la comercialización de este producto en libros bíblicos como 2 Crónicas, 1 Reyes, Isaías, Ezequiel y Oseas. Los fenicios y griegos esparcieron el uso del aceite por otras regiones mediterráneas. Médicos de Grecia, ya lo utilizaban en sus ungüentos en el siglo 7 antes de Cristo (a.C.), al igual que los romanos y los propios israelitas, y también los mesopotámicos y egipcios, como lo demuestran hallazgos arqueológicos.
Además de ser utilizado en condimentos y para conservar y freír alimentos, el aceite era materia prima de medicamentos como pomadas y cosméticos (cremas y aceites para cabellos y piel) o mezclado entre esencias perfumadas para su uso en el cuerpo o en ambientes. También solía mezclarse entre especias y flores, con el que se hacía una especie de incienso.
La presencia del Espíritu Santo
El sentido espiritual del aceite es frecuente, inclusive en los días de hoy, para pueblos como el judío y el cristiano. El aceite simboliza la presencia de Señor, representando también el Espíritu Santo. Con aceite se ungían reyes y sacerdotes, según la voluntad de Dios (como en la foto de la miniserie “Rey David”, cuando el profeta Samuel ungió al hijo de Jesé). Jacob levantó altares de piedra dos veces sobre los cuales derramó aceite (Génesis 28:18 y 35:14).
En los sacrificios diarios del Antiguo Testamento también se utilizaba el aceite, siempre de óptima calidad (por ejemplo, en Éxodo 29:40), también en la purificación de los enfermos (Levítico 14:10-18). Manjares para ofrendas a Dios comúnmente se utilizaban sin fermento pero con aceite. La ausencia del fermento significaba abstinencia del pecado, mientras que el aceite simbolizaba la presencia del Señor. Cuando las ofrendas se hacían para expiación de pecados (Levítico 5:11), sin embargo, no se usaba el aceite de oliva. También evidencia la cura espiritual (Marcos 6:13 y Santiago 5:14).
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