Las acciones sociales benefician al que las recibe, pero también a quien se pone a disposición para brindarle tiempo y atención a quien lo necesita.
El trabajo voluntario se ha consolidado como una práctica esencial en muchos países. En Brasil, la unión de la población quedó más evidente al brindarles apoyo a las víctimas de las inundaciones históricas que afectaron a varias ciudades de Rio Grande do Sul. Motivadas por el amor al prójimo, muchas personas dejaron sus casas para ayudar en los rescates, en la organización y en la preparación de alimentos. Incluso, los que no pudieron estar presentes participaron de las acciones por medio de sus donaciones.
Todo este movimiento dejó en claro cuán importante es el voluntariado para los necesitados. Sin embargo, pocos se dan cuenta de los beneficios de este tipo de iniciativa para los que se disponen a ayudar. Al desviar el enfoque de sí misma y de sus propios problemas para involucrarse en otras causas, la persona experimenta impactos positivos en varias áreas de su vida, incluyendo una mejora significativa en la salud y en el bienestar.
Según una investigación de la Asociación Americana de Psicología, participar de actividades voluntarias puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad. Además, le proporciona al voluntario un sentido de propósito, mejora la autoestima y disminuye el riesgo de sufrir depresión. «El voluntariado contribuye al desarrollo de los recursos personales importantes, como la autoconfianza y el apoyo social», mencionó el psicólogo Djalma Oliveira.
El acto de serle útil a otras personas, sin esperar nada a cambio, proporciona satisfacción y bienestar general. «Al participar de actividades de voluntariado, los individuos experimentan lo que se denomina “euforia del ayudante”. Esto sucede porque el acto de ayudar activa el camino de recompensa del cerebro, liberando endorfinas que promueven la sensación de felicidad. Este proceso mejora el humor y aumenta la autoestima de los voluntarios, porque sienten que sus acciones tienen un impacto positivo y significativo en la vida de los demás», añadió.
El momento adecuado de comenzar
El trabajo voluntario no es exclusivo de una franja etaria, pero todos pueden ayudar en las actividades que se adecuen a sus habilidades. Los niños, por ejemplo, pueden acompañar a sus padres al separar ítems para donar o al entregar donaciones. Mientras los pequeños pueden ser beneficiados por el desarrollo social, los adultos mayores involucrados en acciones voluntarias tienden a presentar una mejor salud cerebral.
De acuerdo con un estudio hecho por investigadores de la Universidad de California, en Estados Unidos, el voluntariado en la tercera edad está directamente asociado a una mejor función cognitiva, especialmente en áreas como la memoria y las habilidades de organización. Estos impactos positivos son el resultado de una mayor interacción social, actividades físicas y estímulos que protegen el cerebro.
La Universal cuenta con 16 programas sociales que les brindan apoyo a diferentes grupos en situación de vulnerabilidad, desde personas en situación de calle hasta a mujeres, adultos y niños que viven en refugios. Solo en 2023, las acciones sociales organizadas por la Universal reunieron 635 mil voluntarios en todo el mundo. Cada proyecto tiene el enfoque de alcanzar a las personas necesitadas, brindando soporte físico por medio de donaciones y, principalmente, soporte espiritual por medio de la Palabra de Dios. Un día, muchos voluntarios estuvieron en situación de vulnerabilidad, pero hoy sus vidas están transformadas, y pueden darles a otros lo que recibieron.
Para formar parte de un trabajo voluntario solo es necesario tener disposición, sed de ganar almas y placer de ayudar al prójimo. De esta manera, el voluntario será capaz de llevarles la Palabra de Salvación a todos.