El individualismo y la indiferencia están cada vez más explícitos, una señal del fin de los tiempos previsto en la Biblia.
Recientemente, una mujer fue violada en el subterráneo de Filadelfia, en los Estados Unidos, durante alrededor de 45 minutos, mientras que los pasajeros filmaban el crimen con sus celulares sin brindarle ningún tipo de asistencia. La policía cuestionó por qué ninguno usó el teléfono para llamarlos, aun así, todos lo hicieron para publicar el incidente en las redes sociales y ganar “Me gusta”.
A fines de octubre, un pasajero de un vuelo desde Curitiba, en Paraná, a Guarulhos, en San Pablo, se rehusó a usar el cubrebocas de protección obligatoria para ayudar a detener el brote del COVID -19. El piloto tuvo que volver al área de despegue de la terminal y solo allí el pasajero aceptó usar el cubrebocas. Sin embargo, ya era tarde, se lo retiró de la aeronave y el vuelo atrasó aproximadamente 40 minutos, perjudicando a quienes tenían compromisos agendados en el destino.
En los Estados Unidos, en la misma época, sucedió un caso parecido, pero con un peor final.
Un pasajero se rehusó a usar el cubrebocas y le fracturó con un puñetazo la nariz a una auxiliar de vuelo, lo que lo llevó a ser detenido.
¿Por qué las personas solo piensan en sí mismas? ¿Qué es lo que lleva al ser humano a ignorar las reglas de civilización solo para suplir sus intereses? ¿Por qué la indiferencia afecta a la sociedad hasta el punto de instalar la frialdad en las relaciones humanas? ¿Dónde está el amor al prójimo? El caso de violación en los Estados Unidos es extremo, y los demás son lamentables. ¿Acaso nosotros también no estamos, poco a poco, permitiendo que el individualismo se manifieste en nuestras acciones?
“La epidemia de la grosería”
No son solo los casos de violencia los que llaman la atención negativamente. Denise Bombardier, columnista del diario de Montreal, en Canadá, escribió recientemente sobre la “grosería sistémica” que parece apoderarse de un país hasta ese entonces conocido internacionalmente por los buenos modales y por la educación ejemplar de sus ciudadanos. “La grosería, el lenguaje vulgar, la insolencia, el descaro o la incivilidad caracterizan nuestras relaciones sociales en Quebec (provincia donde está ubicada Montreal) en 2021”, escribió en su artículo. “¿Cómo estas ‘microagresiones’ contaminan nuestro día a día?”, pregunta Denise, al mencionar que las ofensas, los insultos y las peleas innecesarias actualmente se originan incluso en los supermercados, porque “en los comercios no se suele decir ‘buen día’, ‘hasta luego’ o ‘gracias’. Los empleados reciben la orientación de soportar el mal comportamiento de los clientes”. Ella también habla sobre los alumnos que insultan e incluso les arrojan sillas a los profesores, mientras que los padres defienden a sus hijos agresores y condenan la escuela, además de la arrogancia de los políticos actuales en el Parlamento, algo inusual en las generaciones anteriores.
Denise cuestiona a los que dicen que la cortesía es una hipocresía, ya que “es una señal de respeto por el otro y una manera de convertir la vida en sociedad más fácil y agradable”. Sí, vivir en sociedad requiere pensar en colectivo, y no omitirse frente a su papel social, incluso a través de actitudes cotidianas sencillas, como tener buenos modales, manejar con atención, ceder el lugar a alguien más grande, agradecer o pedir por favor.
Todo eso, a pesar de parecer algo insignificante, mejora la vida, como destacó Denise, pero también forma parte de la enseñanza del Señor Jesús de amar al prójimo como a nosotros mismos. No obstante, al contrario del ejemplo del Mesías, las muestras de la decadencia humana se difunden en las noticias y en nuestro día a día.
La decadencia humana
Canadá ya fue víctima de burla debido a la cortesía de su pueblo. Era común decir que “si una persona le pisaba el pie a un canadiense, él era el que le pedía disculpas, porque su pie estaba debajo del suyo”. Si ni siquiera un lugar con tan buena fama resistió a esta idea de frialdad tan típica del fin de los tiempos, ¿qué decir de los lugares donde no se practican los buenos modales?
No tapemos el sol con el dedo: Lamentablemente, muchos brasileños no ejercen la cortesía. Lo que comienza a causar espanto en Quebec se ve como algo “normal” por muchas personas aquí: la grosería, hace ya mucho tiempo, reina en las calles, en los hogares, en las escuelas y en el trabajo, mientras que la persona educada es víctima de burlas y desprecio.
El ejemplo de Jesús
Al saber que el Señor Jesús está cada vez más cerca, la Universal, desde su creación, se opone a esa idea de individualismo y frialdad que hay en el mundo. Con el propósito de esparcir el verdadero significado del Evangelio, la institución realiza un trabajo que se extiende por todo el mundo. A través de proyectos sociales, exinternos se volvieron miembros útiles y respetados en la sociedad, mientras que jóvenes, que antes vivían sin rumbo, aprendieron a ser ejemplos de buena conducta y consideración al prójimo. Maridos y esposas dejaron de lado las ofensas y las faltas de respeto para formar matrimonios y hogares verdaderos; padres e hijos entienden lo que realmente es una familia.
Preocuparse por la sociedad y respetar al prójimo son actitudes que forman parte de lo que significa ser cristiano. Nadie puede esperar respeto sin antes respetar, como el propio Dios enseña.