Participar de la Santa Cena es una actitud que debe ser acompañada de una entrega total de su vida, esto es de cuerpo y alma al Señor Jesús. La decisión debe ser tomada con respeto, pues trae a la memoria el sacrificio de Dios por la humanidad. El tema es tan serio que el apóstol Pablo orientó:
De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. (1 Corintios 11:27)
El hecho de llegar a la iglesia viviendo en una unión estable con alguien no impide, en hipótesis alguna, que la persona haga una alianza con Dios, tiene que ser una decisión personal acompañado de un deseo de seguirlo. En este caso, como la pareja ya vivía como marido y mujer antes de conocer al Señor Jesús, no es pecado.
Sin embargo, es recomendable que la persona resuelva el problema de la documentación tan pronto como sea posible, para no dar lugar a la duda, que proviene del diablo a través de acusaciones. Además, el casamiento es una institución sagrada, constituido por Dios, es importante que el cristiano de buen testimonio delante de los hombres.
Que Dios los bendiga.