Si Su presencia no fuera conmigo…
¿Cuántas personas están sin rumbo y andan por el desierto?
Después de todos los milagros realizados por Dios en Egipto, los cuales culminaron con el éxodo de Su pueblo, surgía un gran desafío para Moisés al marchar por el desierto, rumbo a la Tierra Prometida. Claro, porque en Egipto no había señales de tránsito, que dijeran: “Tierra Prometida a 1.000 Km” o “Doble a la izquierda y después a la derecha”. Moisés tampoco tenía un mapa para la ruta pretendida.
Siendo el líder y responsable directo de 3 millones de personas, entre las que había muchos niños, no es difícil imaginar lo que podría estar pasando por su cabeza. Pero, en lugar de preocuparse en cómo darle comida al pueblo, cómo ayudar a los enfermos, cómo resolver los problemas familiares y enormes problemas sociales que había entre ellos, Moisés sólo tenía una preocupación: “TENER LA PRESENCIA DE DIOS CON EL.”
Si había alguien inteligente y con mucha capacidad intelectual en medio al pueblo, este alguien era Moisés, porque fue educado para ser el próximo faraón, con todo lo mejor de Egipto. Sin embargo, el no se “fió” en su sabiduría humana sino en su Señor.
Él sabía que si Dios no fuera con él, no serviría de nada la buena voluntad, luchas u objetivos. “Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.” Éxodo 33:15.
En otras palabras, “Yo no soy tan tonto como para enfrentar el desierto con todos los desafíos que habrá, yéndome sólo y sin mi Dios!”
La respuesta de Dios:
“Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso...” Éxodo 33:14
Esta Presencia es nada más y nada menos que el Espíritu Santo, que vamos buscar estos 21 días.
¿Cuántas personas están sin rumbo y caminan por el desierto?
¿Cuántos están preocupados por la comida?
¿Cuántos están pensando si van o se quedan?
¿Cuántos viven una inseguridad diaria?
Haga como Moisés: que fue ni bien lo llamó… ¡Hacia la Presencia de Dios!
Obispo Julio Freitas (*) Extraído del sitio de IURD de Portugal