El bingo, las máquinas tragamonedas, la quiniela, las apuestas deportivas, todo forma parte del gran universo de los juegos de azar, una trampa de la que una gran cantidad de gente no logra salir sin ayuda.
Todo comienza como un juego, un pasatiempo que aparenta ser inofensivo. A diferencia de la drogadicción o el alcoholismo, no hay sustancias que produzcan un daño al cuerpo, por eso muchos no ven a la ludopatía como una enfermedad. Sin embargo, lo es.
Las mayores evidencias de un problema de juego son las siguientes: una obsesión por jugar y conseguir dinero para seguir jugando, la necesidad de aumentar la magnitud o frecuencia de la apuesta para conseguir la excitación deseada, intranquilidad e irritabilidad cuando no puede jugar, pérdida repetida de dinero en el juego y regreso al día siguiente para intentar recuperarlo.
A muchos se les va la vida jugando y cuando se dan cuenta de que han perdido familia, amigos y bienes, ya es demasiado tarde…
Los especialistas que trabajan en el tratamiento de la Cura de los Vicios tienen la experiencia suficiente para poder ayudarlo a salir de este problema. Acérquese este domingo a las 15 h a Av. Corrientes 4070, Almagro, y dé el primer paso para curarse de esta enfermedad llamada ludopatía.
“Llegué a estar dos días seguidos jugando en el bingo”
La ludopatía afecta seriamente a las personas, es una adicción más, como tal afectaba la vida de Claudia Coronel al punto que dejaba sin comer a sus hijos para tener dinero para jugar o recurría al sistema crediticio para seguir jugando.
“En mi matrimonio enfrentamos problemas desde el primer año de casados, había discusiones por los celos que me producía el comportamiento de mi marido. Una amiga me había invitado a la iglesia, pero a la salida de la reunión íbamos a jugar a los juegos de azar en el bingo”, cuenta Claudia al recordar que estaba tan mal que no se daba cuenta de que estaba comenzando con un vicio difícil de abandonar.
En un momento, tomó pastillas con alcohol para intentar terminar con su vida porque estaba cansada de esa vida. “Había veces en que estaba dos días completos en el bingo, gastaba mi sueldo entero. Cobraba la quincena y me iba a jugar todo, no lo veía como un problema. Llegué a dejar sin comida a mis hijos y sacaba préstamos para poder seguir jugando, los dejaba solos y me iba al bingo, eso provocaba más problemas con mi esposo”, agrega.
Le costó liberarse del vicio del juego porque no ponía en práctica las indicaciones, pero perseveró en las reuniones y sacrificó en la Hoguera Santa y fue libre de todo lo que la afectaba. “La clave de mi liberación fue abrir la mente y sacrificar”, afirma. Hoy Claudia tiene una vida diferente, su salud, su familia y su economía están bendecidas.
Participe usted también de la reunión de la Cura de los Vicios y compruebe en su vida o en la de un ser querido que existe una salida para este mal. Lo esperamos este domingo a las 15 h en Av. Corrientes 4070, Almagro.
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