Al comienzo de este mes, se realizó el primer clamor a cielo abierto en el Templo de Salomón, que reunió casi 10 mil personas. La concentración fue realizada por el obispo Marcio Carotti que, además de las oraciones, enseñó a todos el secreto para vencer los problemas. “Cuando una persona se entrega a Dios por entero, se convierte en una gran amenaza para el mal. No sólo a causa de la fe o de la creencia, sino porque la persona y Dios se convierten en uno y esta nunca será abandonada por Él”, explicó.
La asistente comercial Cristiane Andrade Camacho, de 30 años, habitante de Santos, litoral paulista, enfrentó dos horas de viaje para ir al encuentro. Ella contó que el esfuerzo valió la pena, porque en concentraciones como estas, encontró fuerzas para superar los conflictos internos y las enfermedades. “Consumía cocaína, marihuana, alcohol y llevaba una vida nocturna. También tenía problemas de salud, como gastritis y bronquitis. Pero, a través de las oraciones recibidas, fui curada de las enfermedades y las ganas de consumir drogas desaparecieron. Hoy vivo en paz con mis padres y con mi familia. Puedo garantizar que soy otra persona”, afirmó.
Joselita Gomes da Silva, ama de casa de 51 años, habitante de Carapicuíba, región metropolitana de São Paulo, también salió desde lejos para hablar con Dios a cielo abierto y agradecer por los beneficios recibidos en otras ocasiones. “El primer día que pise la Universal, fui liberada de la depresión, del insomnio y del deseo de suicidarme. Llegué a casa siendo otra persona”, contó. Agregó que participar de las reuniones de liberación, que se realizan todos los viernes en todas las Universal, fue lo esencial para que pudiese entender que su lucha no era física, sino espiritual. “En esta reunión encontré la respuesta que necesitaba. Descubrí que mis problemas tenían una raíz espiritual y aprendí a usar la fe para combatirlos. Estoy libre de todo lo que me causaba sufrimiento, pero aun así, no dejo de participar de la reunión”, concluye.
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