“Lo voy a hacer más tarde”, “el lunes empiezo” o “mañana me ocupo” son solo algunas de las frases que, a menudo, se convierten en un freno para lograr los sueños y objetivos que muchos se plantean al comenzar el año.
A esta costumbre de posponer se la llama procrastinar. Este término nació hacia mediados del 1500. Tiene su origen en la palabra latina “procrastinare” y significa “diferir, aplazar”. Según la Real Academia Española, se trata de una voz creada a partir del adverbio “cras” (mañana, el día siguiente).
Un informe publicado por el portal Psychology Today indica que, si bien todas las personas posponen a veces, “los procrastinadores evitan crónicamente las tareas difíciles y pueden buscar distracciones deliberadamente”.
Los estudios indican que cerca del 20 por ciento de la población lo padece. “El ‘no tengo ganas’ llega a tener prioridad sobre sus objetivos o responsabilidades, y puede llevarlos a una espiral descendente de emociones negativas”, destaca el artículo.
Por otro lado, los psicólogos identificaron varias causas de este hábito, “desde la baja confianza en sí mismos hasta la ansiedad, la falta de estructura y, simplemente, la incapacidad de motivarse para completar tareas desagradables”.
EL ENEMIGO DEL ÉXITO
Nadie alcanza el éxito si tiene un pésimo hábito de no terminar lo que comienza. Generalmente, dar el primer paso no es lo más difícil, pero tampoco es suficiente. En medio del proceso, vienen las ganas de desistir.
El profeta Elías es un ejemplo de esto. La Biblia cuenta que él presenció milagros extraordinarios, pero, después de una serie de acontecimientos, huyó de las amenazas de muerte de la reina Jezabel y se escondió. El mismo que enfrentó a una serie de enemigos, estaba amedrentado dentro de una cueva (1 Reyes 19:9-13).
Él estaba experimentando sentimientos negativos. Todas las personas pasan por eso en algún momento y no saben cómo reaccionar. Dios dejó esta historia registrada en Su Palabra para demostrarte que no sos el único que se desanima.
¿CUÁL ES LA ENSEÑANZA?
¡Tu lugar no es la cueva! Esta no solo representa una habitación oscura en tu casa, puede ser un pensamiento negativo en el que te quedaste preso.
No permanezcas escondido, triste y desanimado. Lo que estás pasando forma parte de una historia de éxito y superación.
Existe una etapa de dificultades, pero Dios no quiere verte escondido. Para vencer es necesario analizar y superar tus actitudes, cambiar lo que sea necesario, pero la cueva no es tu lugar.
TODO ESFUERZO VALE LA PENA
Los mismos pensamientos y sentimientos de fracaso que actuaron en Elías intentan actuar hoy para hacerte desistir. Pero, mientras te esforzás, Dios actúa y prepara la respuesta. Él actúa en nosotros cuando estamos en movimiento.
La única forma de cosechar es no desanimarse en medio del camino. Seguí creyendo, orando, pidiéndole a Dios que renueve tus fuerzas y leyendo la Palabra. Empezá tu día orando y alimentándote de ella. Eso te traerá seguridad en medio de las luchas.