El objetivo principal de Jesús en este capítulo es enseñarles a las personas a distinguir entre los verdaderos representantes de Dios y los falsos, así como los verdaderos y falsos seguidores de Dios. Él usa la analogía de la relación entre el pastor y las ovejas para ilustrar eso.
Los fariseos, que estaban allí oyendo ese discurso con el pueblo, creían ser los verdaderos representantes de Dios en la Tierra. Querían que el pueblo rechazara a Jesús como un impostor. Jesús entonces le abrió los ojos al pueblo y le enseñó cómo detectar y separar al verdadero del falso:
Hoy más que nunca, con tantos autodenominados pastores, apóstoles, obispos, misioneros, evangelistas, ministros de esto y de aquello por ahí, necesitamos este discernimiento. ¿Quién es quién? ¿Quién se señaló y quién fue señalado por Dios? ¿Cómo separar a los delincuentes de los buenos muchachos? La lista anterior, dada por el propio Señor Jesús, nos orienta.
Pero note también que la única razón de por qué los falsos líderes existen es la existencia de falsos seguidores.
Jesús dijo claramente que quien es Su oveja, conoce Su voz y Lo sigue – pero le parece extraña la voz del delincuente y huye de él. Como el propio Dios dijo en Isaías 1:3:
El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, Mi pueblo no tiene conocimiento.
Hasta los animales conocen a sus dueños, pero las personas no reconocen a Dios. Hoy en día hasta el smartphone reconoce la voz y las huellas digitales del dueño. Parece que las máquinas y los animales se volvieron más inteligentes que el ser humano.
¿Usted ha huido de los falsos? ¿Ha obedecido la voz del Verdadero Pastor?
[related_posts limit=”21″]