El secreto para lidiar con esta situación es muy simple. Preserve el bien mayor, que es la fe en el Señor Jesús. Tenga sus ojos enfocados solamente en Él. No mire a lo que las personas dicen o hacen, ya que eso seguramente desmotivará su fe.
Las personas dicen o hacen cosas que no siempre son correctas, incluso dentro de la Iglesia, y terminan lastimándonos. Pero el Señor Jesús jamás nos decepcionará.
Trate de evitar acercarse a las personas que no han contribuido a su fe, pero hágalo con humildad y en espíritu, con la intención de preservar su fe y cuidar su corazón.
Tenga buenos ojos para con esas personas y ore por ellas, pidiéndole a Dios que las bendiga.
Busque fuerzas y sabiduría en Dios. El Espíritu Santo está cerca de usted, preparado y deseoso para ayudarlo en esta caminata. Él tiene cosas maravillosas planeadas para usted y, crea: cuanto mayor es la lucha, mayor será la victoria.
Esté firme y mírelo solo a Él.
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