1.“Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.” Mateo 15:19
Seguir la emoción y no tener en cuenta a la razón es un error más antiguo de lo que imaginamos. La propia Biblia lo muestra, el Señor Jesús lo advertía hace más de 2 mil años: poner el corazón frente a las decisiones, basándose solamente en un deseo del momento, es un error que lleva a prácticas que solo traerán la perdición – el adulterio, entre otras.
Una simple aventura, o la satisfacción de un deseo carnal usando la carencia como excusa, puede tener consecuencias irreversibles. Como el propio Salvador aconsejó, realmente no vale la pena basar la vida en sentimientos.
2.“Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; Corrompe su alma el que tal hace.” Proverbios 6:32
El recado de la Biblia es claro: la traición lleva a la ruina. Piense bien: ¿alguna vez usted vio que una traición resultara en algo bueno? Siempre genera tristeza, angustias y traumas, por más que una persona se recupere con el pasar del tiempo. ¿Vale realmente la pena perder todo por tan poco?
3.“Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más blando que el aceite; mas su fin es amargo como el ajenjo, agudo como espada de dos filos. Sus pies descienden a la muerte; sus pasos conducen al Seol. Sus caminos son inestables; no los conocerás, si no considerares el camino de vida. Ahora pues, hijos, oídme, y no os apartéis de las razones de mi boca. Aleja de ella tu camino, y no te acerques a la puerta de su casa…” Proverbios 5:3-8
El consejo es claro: cuidado con la seducción. Lo que puede parecer un momento de placer es la puerta de entrada al infierno. La Biblia muestra que el mejor camino es estar lejos de quien ya tiene un compromiso con otra persona e intenta seducirle. No es difícil entender que el mal está por detrás de esa situación, queriendo corromper su alma. Muchos males que tienen lugar en nuestras vidas pueden ser evitados en un momento muy importante: antes de que sucedan.
4.“ ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” Santiago 4:4
La palabra “infieles”, en este caso, aparece como “adúlteros” en varias lenguas y traducciones de la Biblia en diferentes países. Y el sentido se ajusta de la misma forma: el mundo predica todos los días que infidelidad conyugal “disminuye el estrés” o “mejora la relación”.
Entonces, ¿por qué la mayoría de los matrimonios se separa cuando descubren la traición? La propia realidad desmiente lo que la razón mundana predica como excusa para entregarse al pecado. Por tentativa meramente humana, perdonar al otro, es imposible. Se crea una “máscara” de perdón, pero la relación está condenada aun cuando la pareja permanezca bajo el mismo techo. Solo recurriendo al Espíritu Santo de Dios puede haber un perdón real, y que el matrimonio sea recuperado de hecho.
No es posible servir a Dios y al mundo al mismo tiempo, pues la traición, en ese caso, va mucho más allá de ser infiel con una persona, es serlo con el propio Padre. La elección es suya.
5.“Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.” Hebreos 13:4
Un matrimonio solo es realmente fuerte con la presencia de Dios en el núcleo familiar. Cuando un matrimonio se entrega de hecho a Dios, Él es el centro de la familia.
Y es Él quien la defiende, protege, conduce. Es muy diferente que basar la relación en sentimientos o en la satisfacción de carencias. Es un matrimonio de verdad.
Mientras tanto, le corresponde a la pareja luchar día tras día para que la infidelidad no entre en el hogar y destruya todo lo que fue conquistado entre ambos.
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