En nuestra imaginación, los vikingos eran aquellos hombres que llegaban rompiendo todo, gritando, haciendo sus necesidades en cualquier lugar, tomando por la fuerza a las mujeres, ensuciando donde pisaban, infundiendo terror.
Pero también fue creada la imagen de que usaban cascos con cuernos, aunque arqueólogos y una exposición reciente en el Museo Británico, en Londres, la desmienten. No obstante, hay pruebas de que aquellos bravos escandinavos eran grandes arquitectos e ingenieros que influyeron muchas construcciones de inmuebles y vehículos usados actualmente. Eran eficientes navegadores- ya estuvieron en Norteamérica y Brasil antes de sus descubrimientos – y eran prósperos comerciantes. Crearon métodos de preservación de alimentos y reglas sanitarias que aún nos son útiles.Forjaron herramientas y armas mucho antes que muchos pueblos. Y sí, eran poderosos guerreros.
Así, queda claro que ellos dejaban lo salvaje para la guerra y la inteligencia para la utilidad cotidiana, ¿cierto? Tampoco. Por más que una lucha pudiera ser sangrienta, había entre los vikingos reglas de conductas de combate y mucho respeto por un enemigo honrado.
Entonces ¿por qué hay muchos sujetos hoy en día parecen ogros y son tan maleducados? Hay hombres que usan cualquier calle, árbol, poste, matorral o muro como baño. Creen que cualquier lugar es de ellos. Ocupan sin necesidad los asientos exclusivos para ancianos, embarazadas o discapacitados en el transporte público. Hablan en voz alta. Prenden el equipo de música y la TV al máximo volumen y en cualquier momento del día o de la noche – y no les preocupa si los vecinos se levantan temprano o están enfermos. Se emborrachan y después manejan. Hablan mientras conducen, aceleran, usan el celular en el auto, hacen maniobras peligrosas, no respetan los semáforos, se abusan de la velocidad y no usan el cinturón de seguridad.
Y no terminan aquí esa clase de actitudes en público. También hay individuos que hacen ruidos corporales indeseables. Fuman cerca de los otros. Golpean puertas. No se lavan las manos después de usar el baño. Tiran basura en cualquier lugar, menos en el basurero. Hacen gestos obscenos. Rascan “sus partes”. Dicen malas palabras y muchas veces cerca de extraños- inclusive ancianos y niños. “Por favor”, “con permiso” y “gracias” son palabras inexistentes en su vocabulario.
Y sea usted padre, padrastro, tío, hermano mayor o aunque no tenga ningún parentesco con los niños, esté atento a algo muy importante: los pequeños imitan a los adultos. Y hacen eso para bien o para mal. Entonces, es su responsabilidad, sí señor, portarse como un hombre de verdad, y no un animal irracional, delante de ellos. Sabemos que muchas costumbres infantiles son las de un animal irracional. Sabemos que muchas pésimas costumbres infantiles son incluso, incentivada por algunos padres – hombres o mujeres- que están creando una nueva generación de monstruitos que serán los futuros groseros que harán uso de todo lo citado anteriormente.
Antes de actuar como una persona egoísta y comportarse como quiere, sin tener en cuenta que hay personas respetables a su alrededor, recuerde que aquellos ojitos que lo observan, lo toman como ejemplo de lo que serán un día. Entonces, forme parte del grupo que mejorará el mundo, en vez de ser un problema para él.
Más caballero, menos caballo
Para ser un hombre educado, el caballerismo es indispensable. Y eso no se aplica solamente al comportamiento en relación a las mujeres, sino en relación a cualquier persona. ¿Quién dice que no es necesario ser amable con los amigos, los compañeros e incluso con desconocidos? Dele una buena mirada a los consejos del Desafío#13, allí en www.intelimen.com y, aunque usted no tenga buenos ejemplos, podrá volverse un verdadero caballero.
Consejo de tecnología
“Menos basura”
Hablando de ser un buen ejemplo, vea en el portal Universal.org lo que los jóvenes de la Universal francesa hicieron: se movilizaban para volver más bella una de las ciudades más bonitas del mundo: Paris. Ayudaron a sacar mucha basura y promovieron la concientización de la población.
Lea la nota aquí.
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