La eclampsia es una complicación muy grave para la vida de la madre y el feto. Cuando la hipertensión arterial en el embarazo se agrava, comienza a afectar la vascularización cerebral. Si la paciente sufre convulsiones debido a ese aumento de la presión, se produce la eclampsia.
Su aparición provoca espasmos en los vasos sanguíneos del útero, cortando el riego sanguíneo al feto y, por lo tanto, ocasionando una falta de oxígeno que puede dar lugar a sufrimiento fetal. En este caso extremo, también la madre corre peligro, debido a una posible complicación renal y a una disminución de oxígeno en el cerebro.
“La oración de mi esposo me salvó la vida”
Andrea Velázquez enfrentaba una situación económica complicada, aun así decidió tener otro hijo pensando que eso calmaría los ánimos porque su matrimonio estaba en crisis. “El embarazo iba bien, pero al séptimo mes empecé con dolores de cabeza muy fuertes. Fui al médico, me dijeron que tenía problemas de presión, me medicaron y me dieron reposo. A las dos semanas, de urgencia me ingresaron al quirófano con 26 de presión porque tenía un derrame cerebral y desprendimiento de placenta. Me hicieron una cesárea porque ya no se escuchaba el latido del bebé.
En ese tiempo mi marido ya estaba en la iglesia, cuando yo estaba ingresando al quirófano, mi esposo recurrió a Dios porque no había esperanza de vida para ninguna de las dos. La bebé nació, estaba azul, no recuerdo haberla escuchado llorar, después me acuerdo de que yo lloraba y mi mamá me tranquilizaba diciendo que la bebé estaba bien, no tengo más recuerdos porque estuve 19 días en coma, salí pero no quería ir a la iglesia.
Por años estuve mal de salud, con medicación para la taquicardia, después empecé a desmayarme y tuve problemas en el estómago pero no quería saber nada de ir a la iglesia. Nuevamente quedé embarazada, el embarazo fue controlado porque yo seguía con problemas de presión. Me habían quedado secuelas en el cerebro. Luego de muchos estudios me dicen que se trataba de epilepsia vegetativa, también tuve problemas hepáticos, un riñón dejó de funcionar. Además, mi mamá se enfermó y tuve que hacerme cargo de ella, murió a los pocos meses, en ese momento decidí ir a la iglesia.
Participando de las reuniones fui libre de todo lo que me afectaba, Dios restauró mi salud, mi familia, todo. Hubo un cambio interior en mí, un cambio de mentalidad que no hubiera sido posible si mi esposo no orara por mí. Realmente su oración me salvó la vida en más de una oportunidad“.
Martes a las 8, 10, 16 y principalmente a las 20hs en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más próxima a su casa.
[related_posts limit=”17″]