La distracción que la televisión e internet ofrece a los niños y adolescentes es mucha, como también los peligros. Crímenes relacionados con la pedofilia, el racismo, la violencia y hasta bromas nada graciosas se están volviendo algo común en las pantallas.
Desde muy pequeños, los niños aprenden rápido a navegar en internet, pero el gran problema es la falta de madurez que tienen para saber lo peligroso que es eso. En las relaciones virtuales, ellas no se dan cuenta si el que está del otro lado tiene malas intenciones o no.
Recientemente, el adolescente indio Md Jalaluddin se prendió fuego, después de intentar recrear un truco con llamas del acróbata del programa “Got Talent”, de India. Él les pidió a los amigos que graben con un celular la escena, y afirmó que al igual que en la televisión, el kerosene no lo quemaría.
El joven sufrió quemaduras de tercer grado en el 54% de su cuerpo, e incluso después de que lo rescataron, él no resistió a las heridas y murió.
¿Dónde están los padres?
Algunas investigaciones muestran que la mayor parte de los padres se preocupa con lo que los hijos están haciendo en internet o qué están viendo en la televisión, pero, al mismo tiempo, no establecen ninguna norma restrictiva sobre su uso.
En su blog, el obispo Renato Cardoso explica que es necesario que los padres estén más atentos a las actividades de sus hijos y que les impongan límites en sus actividades, porque cuando están lejos, los pequeños se sienten más libres para hacer lo que quieran.
“Uno de los problemas más serios actualmente en los hogares donde hay hijos pequeños y adolescentes, o hasta adultos, es la falta de límites. Los padres por ignorancia, por no querer tener dolor de cabeza o simplemente para agradar a los hijos, terminan dejándolos hacer lo que quieren, sin límites. Pueden jugar a los videojuegos dos, tres o cinco horas por día, pueden usar internet solos en el cuarto, pueden estar dos horas hablando por teléfono con las amigas de la escuela, pueden dejar la habitación desordenada para que los padres limpien más tarde, pueden no sentarse a comer con la familia, pueden gritarle a los padres, pueden vivir en la casa siendo adultos sin contribuir con nada, puede estar de novios con quien quieran sin que los padres los conozcan… y así sigue.
A pesar de que no les guste que los padres impongan límites y reglas, los hijos necesitan eso. La inmadurez y la inclinación hacia el mal que todo niño y adolescente tiene son la receta para convertirse en desastres humanos, si son dejados sin disciplina,” afirmó el obispo.
Y también destaca: “Por eso, el padre y la madre deben actuar en conjunto para determinar ciertos límites y reglas para sus hijos, siempre observando su bien. Comunicar bien esas reglas a sus hijos y no tener miedo de aplicarlas. Y siempre recordar que el objetivo es protegerlos del mundo y de ellos mismos – pero no se exceda en la dureza y el rigor. Los padres deben ser equilibrados, permitir ciertos errores de sus hijos y no vivir retándolos todo el tiempo, por cualquier cosa. Sino en las cosas principales, deben ser firmes y justos”, concluye.
Si usted está distante de sus hijos, o ya no tiene control sobre lo que ellos están haciendo, es momento de recuperar el control de la situación y poner fin al sufrimiento.
Participe en la reunión de la familia, que se realiza todos los domingos en la Universal. Para conocer la dirección de la Universal más cercana a usted ingrese aquí.
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