¡La Palabra de Dios! Nada está por encima de la Palabra del Dios Vivo.
La ciencia nunca fue enemiga de la fe, sino un instrumento en las manos de Dios; donde la ciencia no llega lo hace el Poder de Dios. Está escrito que lo imposible para los hombres es posible para Dios.
“Y Él respondió: Lo imposible para los hombres, es posible para Dios”. Lucas 18:27
La palabra del especialista que le diagnosticó una enfermedad, que incluso trató, pero no pudo darle una solución, no está por encima de la Palabra de Dios. La palabra de ningún hombre, sea la de un rey, un presidente, un primer ministro, un gobernador, un juez, un abogado o un especialista; ni siquiera la de su propio padre o su propia madre, está por encima de la Palabra de Dios, que dice:
“… aunque mi padre y mi madre me hayan abandonado, el Señor me recogerá”. Salmos 27:10
No importa cuál fue el diagnóstico que le dieron, ni lo que escuchó del gerente del banco, diciendo que su deuda es impagable, ni el hecho de que el amor de su vida le dijo que ya no lo ama y que se aleje, ni que su propio hijo le dijo que lo odia y que no quiere estar cerca de usted; no importa lo que le hayan dicho, todas estas palabras de muerte y declaraciones negativas o condenatorias son de los hombres, no de Dios.
Vea lo que está escrito en Su Palabra:
“Entonces en su angustia clamaron al Señor y Él los salvó de sus aflicciones”. Salmos 107:19
Cuando estamos angustiados, abandonados y afligidos, incluso cuando nos sentimos discriminados, tenemos a nuestro Padre Celestial, a quien podemos clamar y con quien podemos desahogarnos.
La angustia llega cuando ya no hay más recursos humanos, no hay familiares, amigos, políticos, religiosos ni especialistas que puedan ayudarnos, solo nos queda clamar al Señor. Si lo hacemos con sinceridad, Él nos salva de todas nuestras aflicciones.
Ahora bien, ¿qué lo aflige?
¿La pareja que se fue, el hijo que está en las drogas, una deuda considerada impagable, el diagnóstico de una enfermedad incurable? Sea lo que sea que lo angustie, si clama al Señor, Él no lo ignorará, lo salvará. ¿De qué manera? Por medio de Su Palabra.
Si escuchó una palabra del mal, que le produjo dudas, miedo y angustia, ahora tiene la Palabra de Dios. Si escuchó una palabra que quiere robarle la esperanza, Dios le envía una palabra de esperanza, poder y fuerza. Si escuchó una palabra de condenación, Dios le envía una palabra de perdón. Si escuchó una palabra de miseria, Dios le envía una palabra de prosperidad. Si escuchó una palabra sobre tener una enfermedad incurable o un dolor crónico, Dios le envía una palabra de sanidad. Si escuchó una palabra de traición y divorcio, Dios le envía una Palabra de unión y felicidad amorosa. Si escuchó una palabra de maldición hereditaria, de plaga y de hechicería, Dios le envía una palabra de luz, de liberación.
“Él envió Su Palabra y los sanó y los libró de la muerte”. Salmos 107:20
La Palabra que Él nos envía nos libra de la muerte física y espiritual.
No esté descreído, desanimado ni triste, confronte el mal, la enfermedad, la depresión, la adicción, el divorcio, la mentira, la violencia, la maldición hereditaria y los complejos con la Palabra de Dios, ¡y Él lo librará de la muerte!
Imagínese en el Altar, dando su testimonio de haber creído en la Palabra de Dios, en lo que ESTÁ ESCRITO, y haber sido liberado de su aflicción.
Obispo Júlio Freitas