Los problemas lo acechan y no dispone de ninguna herramienta para resolverlos. ¿Qué hacer para encontrar una solución?
Nehemías pasó exactamente por esa situación límite. Jerusalén estaba en ruinas y el pueblo, en su mayoría, disperso en diferentes territorios. Él necesitaba una solución urgente, antes de que los enemigos tomaran posesión de la ciudad, pero una actitud lo cambió todo.
“En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo. Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, Yo os dispersaré por los pueblos; pero si os volviereis a Mí, y guardareis Mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí Mi nombre”. Nehemías 1:7-9
Nehemías tenía fe en el Dios Altísimo, a diferencia de los hebreos. Aun así, él oró y se colocó en la misma situación que el pueblo. Mostró su humildad y permitió que Dios actuase. ¿Usted reacciona de esta forma cuando enfrenta una situación límite?
Hoy en día, vemos que las personas ignoran su fe en Dios con mucha facilidad. Basta que alguna mala noticia surja para que su confianza en el Señor se desmorone.
La solución o la ruina están a su elección
Lo que Nehemías hizo nos sirve de lección, le pidió a Dios el cumplimiento de Sus promesas, pero siempre mantuvo su condición de siervo. Él estaba listo para obedecer, y esa fue la clave para encontrar la solución: su obediencia.
Un detalle muy importante: antes de pedirle algo a Dios, exíjase obedecerlo en todo, sino ¿de qué serviría pedir que el Señor haga un milagro, si no obedece Su Palabra?