Hay una gran cantidad de personas que, al desempeñar sus funciones, hacen solo lo básico y nada más que eso. Llegan a horario, cumplen su jornada de trabajo y suelen hacer solo lo que les pagan para que hagan. Cabe destacar que, aunque no hagan nada malo que apunte contra ellas, tal vez, esta actitud no contribuya a su crecimiento en la carrera: es al que se lo llama “profesional mediocre”. Esa persona que no parece tener ambiciones con respecto a su profesión, no da señales de que piensa en su futuro profesional y solo quiere dejar todo como está: su sueldo y su empleo garantizados.
Decisión
De acuerdo con Emanuel Quiróz, instructor profesional de la vida, para el que es mediocre no cambia en nada el lugar en el que se encuentra: “Cada modificación positiva, negativa o neutra es parte de una decisión. Si la persona quiere ser mediocre, resignada, no tiene objetivos y no tiene expectativa de crecimiento, está conforme y aparentemente todo está bien. Este es el certificado de que ella es mediocre”, alerta.
Quiróz explica que, hace un tiempo, ser un profesional con este comportamiento se consideraba bueno: “A mediados del siglo 20, en muchas ocasiones, tener estudios primarios era lo suficiente para conseguir trabajo, por ejemplo. La persona ingresaba con ese nivel de escolaridad a una empresa y desempeñaba una función, a veces hasta jubilarse. Sin embargo, 30 años después, los parámetros cambiaron, la exigencia del mundo aumentó y, con el paso del tiempo, ser mediocre comenzó a relacionarse peyorativamente con el que actúa de manera regular”.
Deseo de crecer
Quiróz analiza que es parte de la naturaleza humana buscar situaciones que sean cómodas y sin desafíos. “Si se queda debajo de un árbol y espera que la manzana caiga, no sembrará nada. No obstante, si la vida nos da esa condición de dejar que nuestra naturaleza básica se conforme siempre con lo mínimo, ella también nos muestra que somos capaces de tener más y de ser mejores, deseando crecer. Y, así como existe el conformismo, hay otras potencialidades: la creatividad, el deseo de esforzarse y de invertir su energía en algo mejor.”
Reconocimiento
Para Quiróz, la mejor manera de lidiar con la actitud mediocre es reconocer que esta existe. “Comience por el autoconocimiento. Pregúntese: ‘¿Qué quiero de mi vida? ¿Qué deseo para mi carrera?’ Cuando sabe lo que desea y comienza a conocerse, usted tiene condiciones de cambiar ese proceso. Pero no sirve de nada pensar en cambiar, es necesario actuar. Es su responsabilidad tomar actitudes que lo hagan sentirse y ser mejor”, señala.
Por encima del promedio
Quiróz dice que los gestores también tienen una importancia fundamental en este tema: “El gestor es uno de los más interesados en que los colaboradores no se conformen. Tiene la obligación de llevar siempre su gestión a buen término para obtener buenos resultados, así como el mercado quiere personas que puedan ser proactivas, que siempre busquen desarrollarse. Otro gran interesado es el mismo individuo. El que quiere destacarse tiene que estar por encima del promedio”, concluye.
El nuevo Congreso para el Progreso
Si usted está conforme y actúa de manera mediocre en su carrera, pero quiere cambiar esa conducta, haga como miles de personas que están aprendiendo a tener la dirección del Espíritu Santo para cambiar sus vidas en todas las áreas. Participe del nuevo Congreso para el Progreso, una reunión que se realiza los lunes en los Templos de la Universal. Las reuniones ofrecen consejos fundamentados en la Palabra de Dios para cuestiones económicas y profesionales.
Acérquese a esta reunión todos los lunes, a las 8 h, 10 h, 16 h y 20 h.
Si en su localidad rigen las medidas sanitarias que le impiden participar de las reuniones de manera presencial, usted podrá hacerlo de manera online, a las 20 h, a través de:
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