La mirada muestra lo que un corazón enfermo esconde, por esa razón, la tristeza no se puede disimular. Muchas personas han sufrido situaciones traumáticas y han guardado lo que sucedió en lo más profundo de su ser para evitar recordar y hasta mencionar lo que pasó. El tiempo pasa y eso que se calló, que se guardó, comienza a afectar su comportamiento y sus decisiones. Entonces uno comienza a estar a la defensiva, buscando protegerse, como si ya no hubiera manera de confiar en alguien nuevamente, como si el amor no fuera algo importante en la vida y se niega a darse una oportunidad de ser feliz. Esto sucede cuando los complejos, los traumas y el miedo comienzan a dominar en su vida.
Si usted ha intentado ser feliz en el amor, pero una tristeza del pasado, un trauma por un abuso, una decepción, una relación traumática, un amor que le causó mucho dolor le hicieron cerrarse y permanecer sufriendo en silencio, sepa que la Terapia del Amor puede ayudarle a superar ese pasado. En los encuentros de la Terapia del Amor usted tendrá la oportunidad de aprender cómo enfrentar el pasado y vencer los miedos y complejos. Poniendo en práctica las orientaciones usted aprenderá a perdonar, a perdonarse y tendrá nuevas fuerzas para amar de verdad y ser amado como usted necesita.
Invierta en usted en la Terapia del Amor este jueves a las 10, 16 y 20 h. Tiene una cita marcada para luchar por su felicidad en Av. Corrientes 4070, Almagro.
“Mi marido me decía que no servía como mujer”
Cintia: “Fui abusada sexualmente por un pariente cercano, era como un secreto, yo iba creciendo, pero eso no me dejaba ser feliz. Buscaba esa felicidad en lugares equivocados, pero nunca podía ser feliz. Me sentía presa de esa situación y cuando crecí descubrí la infidelidad de mi papá, eso me afectó mucho porque él era todo para mí y me decepcioné de él. Fue un dolor que se sumaba a mi sufrimiento.
A raíz de esto yo huía de los hombres, estaba dos o tres meses de novia y los dejaba. No quería enamorarme porque tenía mucho miedo. No me daba la oportunidad de amar.
Yo me sentía sola, tenía 28 años y no me animaba a tener una relación formal. Conocí a quien hoy es mi marido y decidí darme una oportunidad con él pensando que si confiaba en él iba a ser feliz, pero no fue así. Queríamos tener hijos y yo no podía quedar embarazada, entonces fui muy humillada, me decía que yo no servía como mujer ni para darle un hijo. Después él me fue infiel varias veces, eso me causó mucho dolor. Tiempo después tuve un bebé, tenía a mi marido y a mi hija pero no era feliz tampoco. Tenía mucha angustia en mi interior.
Todo cambió cuando nos invitaron a las charlas de la Terapia y decidimos venir. Pusimos en práctica lo que nos enseñaron, logré perdonar y superamos todo gracias a Dios. No fue fácil venir a la Terapia porque yo no quería aceptar que ese secreto que yo cargaba era una de las cosas que impedían que me valorara como mujer. Hoy soy feliz junto a mi esposo”.
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