Quien es convocado para una gran guerra sabe que puede ser una ida sin vuelta. El soldado está listo para morir en favor de lo que defiende. En un campamento militar no se tiene control de los minutos que pasan. Los soldados se despiertan y no saben si volverán a dormir, comen aquella comida, pero no sabe cuándo será la próxima – no porque no tengan, sino porque puede haber un ataque y cambiar todos los planes.
Los cristianos que conocen su papel de llevar la Palabra de Salvación a toda criatura reconocen que toda oportunidad debe aprovecharse, hasta incluso en esos lugares.
En un video que está circulando por internet, un soldado, después de predicarle la Palabra a su compañero, vio la oportunidad de bautizarlo, según dicen las Escrituras “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (Marcos 16:16)
Vea la escena en el vídeo a continuación: (Audio en inglés)
¿Para qué perder tiempo?
En el libro de Hechos, hay un relato similar a lo que sucedió con el soldado del video. Felipe, uno de los apóstoles, guiado por el Espíritu Santo, encontró un eunuco en el camino al desierto. Ese eunuco leía sobre el profeta Isaías, pero no entendía. Felipe estaba dispuesto a explicarle sobre el Cordero que mencionaba el profeta en su Palabra y le habló de Jesús y de la Salvación. Aquella Palabra fue tan bien recibida por él, que no pensó dos veces:
“Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.” (Hechos 8:36-38)
Después de eso, Felipe fue llevado por el Espíritu Santo a otra misión, y la Biblia relata que el eunuco nunca más lo vio y siguió su camino con extrema alegría.
Usted tal vez haya oído “quien quiere encuentra una manera y el que no quiere da una excusa”. Y es así cuando hablamos de entregarnos al Señor Jesús. Pues, muchos están dentro de la iglesias, han oído la Palabra de la Salvación, reconocen que no hay otro camino, pero siempre posponen la decisión más importante de su vida.
Bautizarse es entregarse de cuerpo, alma y espíritu a Dios. El hecho es que muchos viven esa relación en secreto. Van a la iglesia, buscan las bendiciones, les gusta la sensación de paz que alcanzan, hasta devuelven diezmos y ofrendas, pero la ofrenda que el Señor Jesús espera, que es su vida, no la entregan. Dicen creer en Él, dicen que Lo aman, pero no Lo asumen de verdad. Es como la persona que mantiene una relación a escondidas, dice que ama, pero no asume a la otra persona delante de la familia, de los amigos y de la sociedad. ¿Cómo cree usted que el Señor Jesús se siente, o mejor dicho, como se sentiría en Su lugar?
No postergue más esa decisión. Usted puede no tener el suficiente tiempo para eso. El hecho de rendirse a Dios no va solo a impactar en su modo de vida aquí en este mundo, sino en su vida eterna. Es una decisión demasiado importante para postergarla tanto tiempo, ¿no cree?
Busque una Universal más cercana a su hogar y converse con el pastor sobre el bautismo.
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