El sábado 13 de noviembre, el obispo Edir Macedo realizó la reunión de discípulos y habló sobre el valor del alma y sobre la necesidad de ser la propia ofrenda para Dios.
Él destacó que todo en este mundo pasa. Una persona puede poseer riquezas, bienes, incluso puede tener el mundo a sus pies, sin embargo, cuando muera, todo eso se quedará. En cambio, su alma vivirá por toda la eternidad, sea con Dios o con el diablo.
Dicho esto, preguntó: “¿Cuánto vale su alma? ¿Usted le ha dado valor a su alma?
Jesús dejó claro que nada se compara al valor de un alma cuando afirmó:
“Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” Marcos 8:36
Ser la ofrenda es más importante que dar una ofrenda
¿Usted está seguro de la Salvación de su alma? ¿Usted tiene la conciencia limpia, pura? Porque el apóstol Pablo afirmó que el Espíritu Santo testifica con nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Es decir, el propio Espíritu de Dios coloca esta convicción dentro de nosotros, de manera que no quede ninguna sombra de duda. Cuando esto sucede, aunque del lado de afuera tengamos luchas y dificultades, tenemos paz y alegría, explicó.
De acuerdo con el obispo Macedo, el problema de la mayoría de las personas es que se preocupan más por dar ofrendas que por ser la propia ofrenda, así como el Señor Jesús la fue, y así como los apóstoles ofrecieron su propia vida como una ofrenda.
“Por favor, olvídese de esa idea absurda de que usted ya fue elegido por Dios solo porque es obrero, obispo, pastor u esposa de pastor. ¡Negativo! Lo que más hay en este mundo son personas engañadas por su propio corazón, creyendo que son de Dios porque se las ungió con aceite, ¡cuando en realidad ni siquiera saben en quién han creído!”, lamenta.
Luego, relató su experiencia personal: “Mientras presentaba mi ofrenda, era solo una ofrenda, porque todo el mundo da ofrendas y nadie quiere saber si Dios la aceptó o no. Los hombres la aceptaron, pero ¿Dios la aceptó? Mi ofrenda no servía, por eso, no conocía a Jesús. Hasta que Él me mostró mi pecado y me mostró quién era”.
La prosperidad no está relacionada con la Salvación
Lamentablemente, muchos se engañan creyendo que adquirir bienes materiales y riquezas, tener una vida organizada, un auto, una casa, ser exitoso profesionalmente o poder viajar y disfrutar la vida es una señal de que Dios está con ellos. No obstante, ese pensamiento es un grave error, ya que los hijos del diablo, aunque son de las tinieblas, también son ricos, tienen poder y dinero.
Por lo tanto, no piense que por el hecho de tener una buena condición física y económica su vida espiritual estará de la misma manera; no piense que por ser obrero y usar la vestimenta de sacerdote o de levita ya es suficiente para quedarse tranquilo en cuanto a su Salvación.
“Muchos Me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros?” Mateo 7:22
“¿Ya se imaginó luchar, esmerarse para ser salvo y, al final, que la puerta se cierre y usted se quede del lado de afuera, así como les sucedió a las cinco vírgenes necias? Eran vírgenes, supuestamente, santas. Cuando la Biblia habla acerca de la virginidad en la parábola de las diez vírgenes, se refiere a las personas que realmente fueron lavadas en la sangre de Jesús, purificadas y están listas para recibir al Novio. Sin embargo, la mitad de esas vírgenes quedó del lado de afuera”, aclaró. Por eso, todo lo que hagamos para conservar la Salvación de nuestra alma vale la pena.
¿Qué significa ser la propia ofrenda?
Más importante que presentar una ofrenda es ser la propia ofrenda. Y ser la propia ofrenda es vivir en función del Altar. La ofrenda es aceptada cuando es ofrecida en el Altar, porque fuera de él la ofrenda no Le sirve a Dios. ¿Usted ha sido una ofrenda? Si no es la propia ofrenda, usted no conoce a Jesús.
Cuando usted es la propia ofrenda para Dios, las personas que se están muriendo a su alrededor buscarán en usted una palabra de fe, un consejo, una oración.
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” Romanos 12:1
El obispo recordó el día en que oró a Dios diciéndole que quería ganar al menos un alma. “Hoy vemos lo que Dios ha hecho. Pero ¿por qué Dios ha hecho esto? Este es el secreto, el legado que quiero transmitirles a ustedes: el secreto es ser la propia ofrenda. Si usted se preocupa por ser la propia ofrenda, ¡deje que lo demás el Espíritu Santo lo hará! Vendrán las luchas y, mientras más luchas, mientras más problemas y aflicciones, más grandes serán las alegrías del Espíritu Santo”, afirmó.
Cómo identificar el llamado de Dios
Para finalizar, el obispo reveló cuál es la señal que Dios les da a los que son llamados para dejar todo y ganar almas. “Si usted tiene una incomodidad en su interior, si usted no tiene paz, quiere ganar almas. A usted no le importa perder a la familia, a los amigos, no le importa perder nada. Cuando la persona es la propia ofrenda, no tiene miedo, porque el Espíritu Santo le da la certeza de que está con ella”, destacó. Y añadió: “Mientras ganemos almas, al ser una ofrenda, ganamos nuestra propia alma”.