Después del bautismo con el Espíritu Santo es normal que suceda el bautismo de fuego, tal como Juan el Bautista dijo: “Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” Mateo 3:11
Se supone que el bautismo con fuego es una prueba severa que sigue después del bautismo con el Espíritu Santo. Tal vez tenga el objetivo de no permitir que la persona tenga orgullo o vanidad espiritual en su vida.
Además de eso, concientiza al cristiano de su nueva capacidad espiritual en resistir todas las demás pruebas que normalmente van a suceder durante su vida terrenal.
Cuando alguien es bautizado con el Espíritu Santo, es revestido de condiciones especiales para enfrentar cualquier prueba de esta vida y aun así continuar inquebrantable en su fe. Este revestimiento nos da la garantía de la resurrección y de la vida eterna. El apóstol Pablo nos amonesta diciendo:
“Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por Su Espíritu que mora en vosotros.” Romanos 8:9-11
Ser bautizado con el Espíritu Santo significa tener la victoria en Cristo Jesús sobre toda fuerza del diablo y sus demonios. La persona bautizada solamente caerá en la fe si ella quiere, porque el Espíritu Santo pasa a formar parte de su vida y en consecuencia, en el momento de la tentación, Él aviva perfectamente la mente de la persona alertándola sobre las graves consecuencias. Solo caerá conscientemente, por el deseo maligno de su propio corazón…
Amigo lector, existe un horizonte abierto y disponible para todos los que son sellados por el propio Señor Jesús, con el revestimiento de Su Espíritu.
Para conocerlo, es necesario experimentarlo (ni la Biblia describe la plenitud de vida que existe después del bautismo con el Espíritu Santo).
Por lo tanto, es imprescindible que usted participe de esta experiencia gloriosa, para que sepa exactamente lo que sucede de nuevo en su vida. Hoy, miles de personas, que se rindieron al Señor Jesús y pasaron por esta experiencia, dan testimonio en nuestras iglesias de las ricas y maravillosas bendiciones recibidas.
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