“Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días. Y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban alrededor de nosotros, y se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra.”
(Nehemías 6:15-16)
Después de soportar todas las afrentas, persecuciones y desprecio de los enemigos, el pueblo de Israel finalmente concluyó la reconstrucción del muro de Jerusalén. El momento en que la obra quedó lista fue tan impactante que los enemigos tuvieron que tragarse las palabras de derrota que dijeron contra el pueblo. Tuvieron que reconocer que la obra había sido hecha por intervención de Dios. Si hubiera sido fácil, ¿cómo lo reconocerían? ¿Cómo sería vista la intervención Divina?
La resistencia que usted ha enfrentado y las dificultades que se levantan en su camino servirán para mostrar el poder de Dios. Él no permite esas dificultades, sino que permite que sucedan para probar su fe. Una vez probada y aprobada, queda claro para todos los que observan que usted no hizo nada solo.
No importa lo que esas personas piensen o dejen de pensar, no importa en qué crean o dejen de creer, todos los que se burlaron tendrán que reconocer la fuerza del poder de Dios. Tendrán que reconocer Su intervención. Por esa razón, desanimar o desistir de la guerra no debe ser una opción. Borre la palabra “desistir” de su vocabulario. Nehemías siempre supo que la obra sería concluida, pues contaba con Dios para eso. Siga su ejemplo.
Tenga certeza de su victoria.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo