¿Usted no recuerda con detalles lo que almorzó ayer? ¿No pagó una cuenta porque se olvidó la fecha de vencimiento? ¿Tenía que dar un mensaje, pero se dio cuenta que ya era inútil?
Que tire la primera piedra el que nunca pasó por momentos de olvido. El científico especialista en neurociencia Claudio Otávio Alves explica que la memoria es una de las funciones más complejas del cerebro humano. “La memoria es como una cajita que almacena información y recuerdos. Si algo no suele ser recordado o no tiene relevancia, el cerebro lo descarta. En 24 horas borra entre un 60% y un 70% de todo lo que registró”, informa. Eso explica porque muchas veces olvidamos lo que hicimos días u horas antes, pero recordamos hechos ocurridos hace años.
Con la edad, la pérdida de memoria puede ocurrir con más frecuencia, pero no están necesariamente vinculadas con la edad. Lo que difiere es la capacidad de memorizar de cada persona.
La neuróloga Sonia Brucki, de la Facultad de Medicina de la Universidad de San Pablo y de la Academia Brasileña de Neurología, resalta que el aprendizaje en ancianos ocurre más lentamente. “Ellos necesitan más repeticiones para ayudar en la memorización y tienen mayor riesgo de alteraciones vasculares y de enfermedades degenerativas, como el Alzheimer”, dice.
Por otro lado en los jóvenes, las quejas de la falta de memoria son causadas por otros factores, como la falta de atención, la ansiedad, la depresión o la realización de varias tareas al mismo tiempo. “Si usted no presta atención a lo que está haciendo, oyendo o leyendo, después será difícil recordar. Además de eso, si hace varias tareas, alguna de ellas serán priorizadas, incluso inconscientemente. Eso hace que otras no sean recordadas después”, dice la profesional.
Otros factores también pueden afectar la memoria a cualquier edad, tales como deficiencia de la vitamina B12, los cambios hormonales de la toroides y enfermedades sistémicas, como la hipertensión.
Rutina saludable
Con el ritmo que se vive hoy en día, recordar todo es cada vez más difícil. La necesidad de hacer numerosas actividades en un período corto de tiempo provoca estrés, que afecta directamente a la memoria. “La hormona cortisol disminuye el enfoque y la capacidad de concentración. Esto explica el hecho de que usted se olvide muchas cosas importantes cuando está cansado”, resalta la neuróloga.
Entonces anote: si está estresado, posiblemente tendrá más momentos de olvido en su rutina. Tener una noche de insomnio también reduce la capacidad de retención de información. Esto se debe a que durante el sueño el cerebro procesa el conocimiento adquirido y fortalece la memoria más reciente. Por lo tanto, evite pasar la noche en vela para estudiar. “Un sueño reparador es importante, pero el número de horas puede variar en cada persona”, destaca Sonia.
La neuróloga incluso informa que tener una alimentación saludable es fundamental para estimular la memoria. “Coma muchas frutas, frutos secos, verduras, cereales, pescado, aceite de oliva y poca carne roja. Y no se olvide de tomar mucha agua”, sugiere.
Otro consejo es practicar ejercicios físicos, ya que mejoran el flujo sanguíneo cerebral y aumentan el tamaño del hipocampo, que es el área del cerebro responsable de la memoria.
Desafiando al cerebro
Además de mantener hábitos saludables, hay maneras de evitar las fallas comunes. La estrategia consiste en crear situaciones que estimulen la memoria.
La neuróloga indica la realización de actividades intelectuales. “El cerebro tiene plasticidad y esas actividades hacen que las conexiones entre las neuronas se desarrollen”, aclara.
Actividades de lógica y conocimiento, como palabras cruzadas, sodoku, juegos de mesa y electrónicos, son bienvenidos. También desarrolle nuevos aprendizajes, como programas de computación, idiomas, instrumentos, pinturas, deportes o actividades artesanales.
Usted puede incluso desafiar la memoria con pequeños cambios de rutinas. ¿Qué tal elegir un camino diferente para ir a algún lugar? ¿Por qué no cambiar sus objetos de uso diario de lugar? Pruebe memorizar el número de teléfono, en vez de anotarlo en la agenda de su celular. Cuanto más usted deje de realizar algo de forma automática, más desafiará a su cerebro.
Para evitar que su memoria falle después de un aprendizaje o una lectura, haga una revisación rápida. “Una simple lectura no es provocativa para la memoria. Entonces, después de leer es necesario hacer un breve resumen”, destaca la neuróloga.
Otro consejo importante es inventar reglas mnemotécnicas, o sea, hacer asociaciones de información difícil de almacenar con otras fáciles, que sean familiares. “Siempre que quiera recordar un compromiso o algo importante, asocie imágenes en torno a ese contenido o cree frases o palabras claves”, recomienda.
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