No hay ningún problema en quejarse sobre algunas situaciones como formade protesta o,enfocarse en buscar cambios. Pero vivir quejándose, todo el tiempo, puede transformarse en una rutina, haciendo de usted una persona densa e intransigente, y sin que perciba, alejar amigos, familiares, compañeros de trabajo e incluso a la pareja.
El mayor problema no está en la queja en sí, sino en hacer de eso algo constante en nuestra vida. Cuando la persona vive quejándose de todo, ella simplemente ve tan solo el lado negativo de la situación, y eso no es bueno.
La propia Biblia hace mención a ese tipo de comportamiento, resaltando que a nadie le gusta vivir al lado de una persona así. En Proverbios 21:9, está la Palabra que destaca a la mujer rencillosa, que vive quejándose, y resalta que vivir al lado de ella es peor que todo: “Mejor es vivir en un rincón del terrado que con mujer rencillosa en casa espaciosa.”
El norteamericano Will Bowen, autor del libro “Un mundo sin quejas” (Editorial Grijalbo), afirma que este tipo de comportamiento desvía a las personas del camino de la felicidad.
En un determinado trecho del libro, Bowen dice lo siguiente: “Al decir “Buscad, y hallaréis”, Jesús estaba formulando un principio universal. Lo que usted busque, encontrará. Cuando se queja, usted emplea el increíble poder de su mente para buscar cosas que no quiere y termina atrayéndolas. Entonces comienza a quejarse de esos nuevos problemas y trae más de lo que no quiere, encerrándose en un círculo vicioso…”
¿Usted es del tipo de persona que se queja de todo? Entonces comience a repensar su vida y a mirar hacia el lado positivo de las cosas. Y recuerde: “… Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien…”, dice la Biblia en el libro de Romanos 8:28.
Y cuando Dios dice “todas”, son todas realmente, hasta aquellas aparentemente problemáticas, que entristecen hasta lo más profundo del alma.
Por lo tanto, no permita que las cosas más simples y cotidianas le saquen lo realmente es importante. Busque la tranquilidad y la paciencia de Dios necesarias para sobrevivir en un mundo que sigue un ritmo desenfrenado. Piense en eso.
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