“¡¡Insensatos y ciegos!! Porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro? También decís: Si alguno jura por el altar, no es nada; pero si alguno jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor. ¡¡Necios y ciegos!! Porque ¿cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda?”. Mateo 23:17-19
“Solamente el altar tiene autoridad para santificar y bendecir la ofrenda; una vez que la ofrenda se encuentra en el altar, entonces hay un encuentro de la persona con Dios”, afirmó el obispo Edir Macedo en su mensaje de fe, el pasado miércoles 4, transmitido para los internautas y oyentes de IURD TV y de Red Aleluya.
El obispo también explicó la importancia de hacer el sacrificio perfecto y cuáles son los beneficios alcanzados por medio de las ofrendas ofrecidas a Dios.
“La ofrenda de sacrificio significa su vida, y cuando usted la sacrifica, entonces usted la garantiza, ya que usted está considerando el altar como la casa de Dios, y también colocando toda su vida en Sus manos. Entonces, la Palabra descripta en el libro de Salmos, capítulo 91, se cumple.
“El que habita al abrigo del Altísimo. Morará bajo la sombra del Omnipotente.: Diré yo al Señor: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.”
Cuando la persona deposita todo en el altar, garantiza la Salvación eterna. Pero también están aquellos que pierden la Salvación, salen del altar y dejan que su fe se enfríe. Esos ya están fuera del altar, fuera del abrigo de Dios. Y una vez fuera del abrigo de Dios son blancos de los ataques del mal.
Pero la pregunta es: ¿Dónde está el abrigo del Altísimo y quién habita allí?
El abrigo del Altísimo es el altar, el lugar que representa a Dios, donde Él guarda y protege aquellos que le pertenecen. Su ofrenda lo representa, eso significa que cuando la persona deposita su vida en el altar, simbolizada por su ofrenda, la misma clama a Dios como si fuera la persona, igual a la ofrenda de Abel, que clamaba desde la tierra por justicia”, dijo el obispo.