Los demonios son seres de caídos que buscan afligir a la humanidad y colocar sobre los hombres todo tipo de enfermedad, desgracia, infelicidad, etc. El hombre es, por lo tanto, el blanco principal de los demonios, pues fue creado a imagen y semejanza de Dios y tiene la facultad de expresarse a través de sus sentimientos.
Los demonios ansían apoderarse del hombre y, con eso, alcanzar sus objetivos principales: apartarlo de Dios, desgraciando su vida y utilizando el cuerpo humano para poder expresarse en el mundo físico en el que vivimos.
La Biblia describe a Satanás como líder de los demonios. Él fue un ángel expulsado del cielo, creado por Dios para una misión noble, y fue ungido como “querubín”, siendo el jefe de los demás ángeles y teniendo acceso a la presencia de Dios. Era tan hermoso que recibió el nombre de Lucifer, que significa lleno de luz. Estaba cubierto de piedras preciosas. En el brillo de las piedras dejaba la sombra de su resplandor; su hermosura y sabiduría lo hacían perfecto. Un día se encontró iniquidad en él. El orgullo subió a su corazón y anheló ser igual a Dios; quería asumir la posición del Creador y tomar Su lugar. Para eso no tuvo dificultades en conseguir un grupo de seguidores entre los demás ángeles.
Así, junto con los ángeles rebeldes que lo siguieron, fue expulsado para siempre de la presencia de Dios. Todo el sentido de la bondad, amor, paz y benignidad fueron dejados de lado para dar lugar al odio, maldad y destrucción.
Cuando Lucifer fue lanzado del cielo, llevó consigo al grupo de ángeles rebeldes. Lucifer se transformó en el diablo y los ángeles en los demonios, eso porque no pararon, están hasta hoy buscando destruir todo lo que es de Dios y usan los cuerpos de los hombres para llevar a cabo sus intentos malignos. Como no poseen cuerpos, utilizan los cuerpos humanos para realizar sus obras destructoras.
Usan los cuerpos como les place. Se hacen pasar por guías de luz, espíritus de familiares que ya murieron, médicos, profetas, y entidades en general.
De esta manera logran entrar no sólo en la residencia de personas importantes, sino también en las chozas más humildes, llevando la mentira, el engaño y la destrucción a todas las personas que están sin Jesús.
Actúan en el ámbito de la religión, de la ciencia, causando la miseria y el dolor; sienten placer con el sufrimiento y con la desventura, encaminan al hombre a practicar todo lo que causa repudio a la santidad de Dios. Los vicios, los juegos de azahar, la prostitución, el crimen, el robo y todo lo demás que atenta contra el carácter de Dios son prácticas comunes a los demonios, que se ocupan de mantenerlas entre los hombres, desgraciando a la sociedad.
Gracias a Dios, por Jesucristo, que venció todas las potestades malignas y nos dio condiciones, de en su nombre hacer las mismas obras. Aquellos que rechazan la soberanía de Dios a través del Señor Jesús son presa fácil para los espíritus demoníacos, pero los que buscan liberarse de las garras del diablo tienen en Jesús la certeza de la victoria.
En nuestras iglesias, millares de personas reciben la liberación y la cura a través de la oración de la fe.
Personas que sirvieron a los demonios por largos años son hoy criaturas sanas, felices y llenas de fe, gracias al poder del Señor Jesús operando en sus vidas.
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