“Y Él les encargaba diciendo: ¡Tened cuidado! Guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes”. Marcos 8:15
Jesús enfatizó sobre la levadura de los fariseos que vivían disfrazados por la hipocresía; es decir: aparentaban ser algo que no eran. Por otro lado, la levadura de Herodes hace referencia a la vanidad o al materialismo, que prolifera en aquellos que, para conseguir un fin, son capaces de hacer lo que sea necesario para alcanzar sus objetivos personales. No es raro que estos crezcan en la corrupción, en el engaño, por la “oportunidad” de crecer.
“Vuestra jactancia no es buena. ¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa?”. 1 Corintios 5:6
La levadura cambia la estructura de la masa, hace que aumente su tamaño, mostrando más volumen de lo real, pero su interior sigue vacío. Esto representa a los que aceptaron a Jesús, pero no Le entregaron sus vidas.
El Apóstol Pablo, nos advierte con respecto a la levadura; que aun siendo poca, arruina toda la masa. Una pequeña inclinación, contamina y destruye toda la masa, eso significa que una pizca por menor que sea compromete toda la vida espiritual.
Lamentablemente, en la actualidad vemos a muchos perdidos dentro de la Iglesia, mostrando, con su comportamiento, que quieren conciliar el Reino de la Verdad con el reino de la mentira; salieron del mundo, pero el mundo no salió de ellos. Traen en sí pequeñas inclinaciones, residuos del pasado, iniquidad (que es la intención premeditada de pecar) revelando que aún cargan fermentos de la vieja vida.
Cuando esté solo, no converse con el diablo, no alimente pequeños pensamientos, que con el tiempo crecerán y contaminaran su interior. ¡La levadura, no puede hacer parte de nuestro carácter! Tenemos que sacarla de inmediato.
“Limpiad la levadura vieja para que seáis masa nueva […] celebremos la fiesta no con la levadura vieja, ni con la levadura de malicia y maldad, sino con panes sin levadura de sinceridad y de verdad”. 1 Corintios 5:7-8
El Señor Jesús nos invita a que seamos nuevas masas, puras, sin contaminación y sin levadura. El pan sin levadura representa la sinceridad, la verdad en lo más íntimo, reflejada en el exterior; sin fingimiento, sin maquillaje, sin filtro. No ha arrepentimiento sin sinceridad y sin arrepentimiento no ha recomienzo ni cambio de vida. Sinceridad es mostrarse tal como es, transparente. Este es el punto de partida para una verdadera relación con Dios.
Aquí está su oportunidad; examínese y deshágase de la levadura.
Pr. Roni Anderson Maia en Buenos Aires AR.