“Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide el SEÑOR de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.”
(Miqueas 6:8)
Su determinación en andar humildemente con Dios, obedeciendo Su Palabra y andando en Sus caminos garantizará que este año termine bien y que todo funcione el próximo año. Si sus pensamientos y actitudes no evolucionan, usted continuará inmóvil en el mismo lugar. Esa es la realidad.
En otro pasaje, Moisés detalla mejor lo que Dios quiere de nosotros: “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide el SEÑOR, tu Dios, de ti, sino que temas al SEÑOR, tu Dios, que andes en todos Sus caminos, y que Lo ames, y sirvas al SEÑOR, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos del SEÑOR y Sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?” (Deuteronomio 10:12-13)
Para que tenga prosperidad. Dios no exige obediencia para dificultar nuestra vida. Dios exige obediencia para nuestro propio bien. Porque es el único camino para una vida que valga la pena vivir. Sin depresión, sin ansiedad, sin desesperación, sin soledad. Vida de prosperidad, de paz interior, de alegría que nadie podrá sacar. ¿Quién no quiere eso?
Un próspero año nuevo solo es posible si usted se mantiene firme en esa fe. Entonces, no desvíe sus ojos del Objetivo. Medite en estos versículos de hoy y colóquelos en práctica. Mucho más de lo que desea (ya que solo desear no sirve de nada), siga estos pasos para un año nuevo feliz.
Lo que Dios pide de nosotros no es mucho. No pide para perturbarnos, sino para nuestro bien.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo