María: “Mi vida económica estaba en la miseria. Tenía deudas, mi esposo había perdido su trabajo y yo no trabajaba. Nuestros hijos eran pequeños, no teníamos para darles de comer y los tuvimos que sacar del colegio privado al que iban. Además, estábamos a punto de perder la casa porque teníamos una deuda en dólares que no podíamos pagar.
Después que comenzamos a participar del Congreso para el Progreso, Dios nos contestó y mi esposo comenzó a trabajar. Hoy transportamos mercadería, pudimos pagar la deuda, mis hijos prosperaron, recuperamos la casa, tenemos tres propiedades más y dos vehículos”.
Participe de las charlas del Congreso para el Progreso que se realizan los lunes en el Templo de la Fe, a las 8, 10, 12, 16 y 20 h.
También puede participar en la Universal más cercana a su domicilio.