“… buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Mateo 6:33
El Reino de Dios es el Reino de la paz, de la alegría, de la justicia, de una vida correcta, íntegra. Es el Reino de una vida nueva.
Pero, si existe el Reino de Dios, también existe el reino de Satanás. Y mientras que la persona no entre en el Reino de Dios, vivirá en el reino del diablo, es decir, con depresión, duda, inseguridad, perturbación.
Cuando alguien está viviendo en el reino del diablo, no sirve de nada tener dinero, porque el dinero no alivia la depresión, no arranca el dolor del alma. El dinero puede incluso darle bienestar al cuerpo físico, pero no le trae bienestar al cuerpo espiritual, que es el alma.
Creyéndolo o no, ¡esta es la realidad!
Por eso Jesús dijo:
“Pero si Yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el Reino de Dios.” Mateo 12.28
Siendo así, para que usted entre en el Reino de Dios, primero tiene que salir del reino del diablo, del infierno. Es decir, tiene que ser liberado de los espíritus malignos, abandonar la vida incorrecta, sus deseos, y colocar su vida entera en el Altar de Dios.
Así, el Espíritu Santo viene y hace que usted entre en el Reino de Dios; y después, las demás cosas serán añadidas, ya sea en el matrimonio, en la vida económica, en la salud, etc. ¡Es lo que Jesús promete!
Sin embargo, muchos se equivocan al buscar primero las cosas que, a su debido tiempo, vendrán solo tras el Reino de Dios y Su justicia.
En lugar de priorizar el Reino de Dios, priorizan el matrimonio, la vida material, la compra de la casa, la salud, la familia, los hijos, todo en este mundo, y después quieren tomar posesión del Reino de Dios. ¡Eso es imposible!
Recuerde, el Reino es de Dios. ¡Es Él quien dicta las normas!
Y para entrar en Su Reino, usted tiene que someterse a Sus reglas.
Mientras que usted no entre en el Reino de Dios, no sucederá nada. Permanecerá corriendo tras el viento toda su vida.
En el reino del diablo, cualquier conquista que la persona tenga, la perderá.
Pero solo el Reino de Dios es capaz de amparar a los fieles. Solo en el Reino de Dios tendremos protección por toda la eternidad.