“Yo amo a Dios, pero no logro perdonar a mi prójimo. ¿Qué debo hacer?”- Amiga.
Respuesta:
Amiga, piense conmigo: ¿por haberla curado, por haberla liberado, por haberla prosperado? Reflexionando bien, ¿por qué ama a Dios? Si ahora contrajera alguna enfermedad, ¿continuaría amando a Dios? Si usted quebrara ¿continuaría amando a Dios? Si usted perdiera a su ser más querido, ¿continuaría amando a Dios? Para los sellados con el Espíritu Santo, el amor a Dios es incondicional, pues Su amor por nosotros también lo es. “Si alguno dice: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es mentiroso, pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” (1Juan 4:20).
Si usted dice que lo ama, como dijo anteriormente, pero, tiene un rencor o no tuviera amor por su prójimo, usted es un mentiroso(a) y, como ya sabemos, los mentirosos están condenados al inferno. Entonces, analice bien, ¡para no ser engañada! Usted pudo haber tenido experiencias con Dios, pudo inclusive sentirse bien con Él, pero, si no ama a su prójimo, no fue bautizado con el Espíritu Santo y, por ser mentiroso, ¡estará condenado!
(*) Respuesta extraída del blog Julio Freitas.
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