¿Cuántas personas en nuestro medio no se sienten seguras de la victoria? ¡Muchas! ¿Por qué? Porque el sacrificio es el único instrumento usado por Dios para proporcionarles la seguridad a nuestros corazones de que Él está con nosotros y de que la victoria será el resultado de esa unión.
Incluso, después de admitir sus pecados, de derramar el agua como ofrenda (algo valioso en aquel momento), de orar y de ayunar, los enemigos siguieron amenazando, atacando y derrotando al pueblo de Dios, hasta que Samuel ofreció lo mejor, un cordero de leche. ¿Cómo? ¡Completo! Exactamente eso.
¿Cuántas personas están en nuestro medio, reconocen sus pecados, oran, ayunan, dan ofrendas, no le hacen mal a nadie, pero siguen derrotadas y con la misma vida de siempre? ¡Muchas! Porque aún no hicieron el voto de sacrificio, que es único. Solo después de que Samuel hizo el sacrificio total del cordero, Dios derrotó al enemigo del pueblo.
Después de sacrificar tenemos la experiencia, de recibir una seguridad y una alegría muy grande en el corazón por el hecho de haber sacrificado realmente. Esto fue lo que sucedió con las personas del pueblo de Israel, que no tenían la seguridad de la victoria en sus vidas, porque hacían ofrendas especiales, pero no sacrificaban, hasta que Samuel lo hizo y Dios Se manifestó poderosamente en favor de Su siervo, quien hizo lo que debía.
¿Y usted? ¿Seguirá orando, ayunando y dando ofrendas con una vida derrotada? ¿Hasta cuándo? Yo no puedo responder por usted, ¡hasta el día en que sacrifique el cordero completo!
La decisión es suya, al igual que su vida. Nuestra parte es orientar, así como lo hemos hecho.
Obispo Júlio Freitas