Uttam Verma, de 31 años, paseaba en moto con sus hermanos cuando se encontraron con un camino que estaba bloqueado. Y cuando frenaron, fueron abordados por personas indignadas, que los acusaban de ser secuestradores de niños. Cada minuto que pasaba, más personas aparecían para hacer “justicia con las propias manos”. Solo Uttam sobrevivió.
Este caso sucedió en el estado de Jharkhand, en India. Uttam pudo llamar a su familia y pedir ayuda, y otro hermano fue a socorrerlo, además de llamar a la policía. Ellos se llevaron a Uttam, protegido, hasta la delegación. Los otros hermanos quedaron atrás y fueron linchados. A menos de una hora de viaje de allí, otro caso similar ocurrió. Unos hombres murieron en manos de personas que los acusaban de secuestrar a los niños. En el total, siete personas murieron inocentemente.
El policía Shrikant Khotre, superintendente asistente de la policía de Ghatsila, para donde fueron llevadas las víctimas, afirmó: “Ningún caso de secuestro de niños fue denunciado en esta área.”
¿Por qué murieron los hombres?
Las autoridades locales contaron, de acuerdo con el periódico estadounidense The New York Times, que los linchamientos fueron motivados por un rumor esparcido por medio de la aplicación WhatsApp.
De acuerdo con Shrikant Khotre, las personas sabían que estaban cometiendo un crimen, pero no les importó. Solo cuatro policías fueron designados para la región, pero no fueron capaces de detener a más de 500 personas enojadas. Después de los crímenes, 20 sospechosos fueron detenidos y algunos jefes de policía fueron suspendidos de su cargo para la investigación de una posible negligencia.
Casos como esos se han repetido frecuentemente en todo el mundo. Por eso es muy importante que, antes de buscar justicia (que muchas veces es confundida con venganza), se investiguen bien los hechos.
La mentira mata
“Una mentira puede viajar al otro lado del mundo mientras que la verdad se está poniendo los zapatos”, destaca el obispo Renato Cardoso, en su blog. De acuerdo con él, la mentira viaja en jet y causa daños irreversibles.
“Los chismes, las calumnias, las difamaciones y las mentiras son de la misma familia. Tan nocivas que, cuando Dios definió los Diez Mandamientos, incluyó uno que los abarca: ‘No dirás falso testimonio contra tu prójimo’”, recuerda el obispo.
Él explica que esa es una de las mayores injusticias que una persona puede cometer contra alguien. “Aunque después se arrepienta, el daño ya está hecho.”
En los casos descriptos arriba, los daños son incalculables. Y, conociendo muchas historias semejantes – tanto causadas por rumores esparcidos vía internet como por chismes hechos personalmente –, el obispo resalta la importancia de no inventar cualquier tipo de mentira ni esparcir cualquier historia de la cual no se tenga seguridad. Por más que ella parezca inofensiva, pueden acarrear muchos daños.
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