La historia de Rut comienza con otra mujer llamada Noemí. Ella tuvo dos hijos y Rut era esposa de uno de ellos. Sin embargo, murieron el marido de Noemí, Elimelec y sus dos hijos, dejando a sus mujeres viudas. (Rut 1:1-6)
Noemí decidió volver la tierra de Judá, pero en el camino pensó en liberar a sus nueras, Orfa y Rut, para que cada una de ellas volviese a la casa de sus padres. Sin embargo solamente Rut eligió quedarse al lado de Noemí e ir a donde ella fuese (Rut 1:7-22).
Llegando a Belén, Noemí le contó a Rut que tenía un pariente de su marido, llamado Booz, dueño de campos de espigas, y la incentivó a que fuese hasta allí para que cosechase en sus tierras (Rut 2:1-9).
Vale explicar que, al llegar a su tierra natal, Noemí comenzó a poner en práctica las instrucciones dadas por Dios, en relación al sustento de los pobres, que está escrito en el libro de Deuteronomio 24:19-22: “Cuando siegues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda; para que te bendiga el Señor, tu Dios en toda obra de tus manos. Cuando sacudas tus olivos, no recorrerás las ramas que hayas dejado tras de ti; serán para el extranjero, para el huérfano y para la viuda. Cuando vendimies tu viña, no rebuscarás tras de ti; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda. Y acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto; por tanto, yo te mando que hagas esto.”
Noemí recordó estas costumbres no para su propio beneficio, sino pensando en su nuera fiel, Rut.
La obediencia
Rut solamente obedeció lo que Noemí le pidió que hiciera, porque sabía que podía confiar en ella. En contrapartida, Booz también fue un hombre obediente a Dios, ya que recordó una ordenanza Suya y así lo hizo. Noemí siguió la ley enviando a Rut a los campos, y Booz hizo lo mismo dejándola cosechar los granos.
Cierta noche, Rut se acostó a los pies de Booz y ese gesto lo hizo entender que él era su redentor, o sea, que tendría el derecho de rescatar todo lo que era de su marido fallecido, para favorecerla (Rut 3:8-12).
A pesar de prometer ser su redentor, había otro hombre más próximo, con los mismos derechos. Como ese hombre no podía tomar a Rut como su esposa, transfirió el derecho de remisión a Booz. Y de esta manera, él hizo que su promesa sea verdadera (Rut 3:13-18 y 4:1-11).
Las bendiciones de la obediencia
Después de esto, Rut se convirtió en esposa de Booz y tuvo un hijo llamado Obed, que sería abuelo de David. Noemí no se quedó afuera de estas bendiciones, pues pudo cuidar al niño (Rut 4:13-17).
Toda esta historia revela que, por detrás de una trayectoria llena de muertes y pobreza, Dios no desamparó a Noemí y a Rut. Ellas fueron honradas por su obediencia y pudieron vivir la felicidad de estar en familia nuevamente.
Booz fue el canal de la bendición de Dios para Rut por obedecer un mandamiento Suyo. En ningún momento él se opuso a su responsabilidad de ser el redentor de Rut, simplemente lo hizo, y por esta razón, quedó marcado en la historia de las generaciones de David (Rut 4:18-22).
Para ser la bendición en la vida de otras personas, un matrimonio necesita obedecer a Dios, aunque el pedido parezca extraño. La importancia de esta actitud será revelada en el futuro repleto de conquistas y de grandes realizaciones que vivirán aquí en la Tierra.
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