En el mundo “evangélico”, la palabra “riqueza” está demonizada. Muchos consideran que tener dinero lleva a la persona a la perdición, incluso refuerzan esta idea con versículos bíblicos separados de su contexto, pero ignoran las demás promesas de prosperidad que Dios les dispone a los que creen. Esto es lamentable, el diablo se aprovechó de la falta de conocimiento bíblico y de sabiduría de los que se dicen “cristianos”, y entró sutilmente a sus mentes a través de ideas contrarias a la Palabra de Dios.
¿Por qué prosperar salva almas?
El mundo siempre fue materialista. De ahí la importancia de que la persona que quiera llevar el Evangelio a otras personas sea próspera, sino ¿cómo hablar de Jesús a una persona sufrida, que tiene un alto poder adquisitivo, si no lo muestra en su vida a través de las promesas de abundancia? Los incrédulos y los ateos quieren ver hechos concretos, al igual que las personas que se acercaban a Jesús para ver cómo realizaba milagros entre las multitudes. Si Él no mostrara Su poder y solo ofreciera discursos, nadie se Le acercaría y, por ende, la Palabra de Salvación no sería difundida.
Lázaro no pudo salvar al rico
En Lucas 16:19-31, Jesús transmite la parábola del rico y Lázaro a Sus discípulos.
Lázaro era un mendigo que tenía llagas por todo su cuerpo y vivía en las puertas de la casa de un hombre rico. Los dos murieron, el mendigo fue al cielo y el otro al infierno. Por tal razón, muchos cristianos se confunden al pensar que “ser pobre” es una cualidad que garantiza la Salvación eterna. Si así fuera, Abraham, que fue rico y padre de una gran nación, no hubiera sido salvo, pero no es eso lo que dice la Biblia (Mateo 16:22). Además, él fue considerado por Dios como Su amigo (Santiago 2:23). Sin contar las riquezas adquiridas por Isaac, Israel, José, David, entre otros.
Lázaro tuvo fe para ser salvo, pero no tuvo la fe para prosperar. Si hubiera sido un hombre próspero, tendría muchas oportunidades de salvar al rico o, al menos, de ser oído atentamente por él.
No se confunda
La sabiduría es sumamente importante para un cristiano, porque a través de ella podrá comprender más allá de las palabras escritas en la Biblia. Por eso, es necesario que usted adquiera esa sabiduría para no confundir avaricia con prosperidad. Una cosa es el amor al dinero y otra cosa es tener dinero.
Dios conoce sus verdaderas intenciones. ¿Por qué usted desea prosperar? ¿para sí mismo o para salvar almas a través de su vida?
Si desea tener esta sabiduría para prosperar, lea la Biblia a diario, y acérquese los lunes a la Nación de los Vencedores. Usted aprenderá más sobre cómo adquirirla y recibirá consejos de fe que le ayudarán a enriquecerse sanamente.
Participe los lunes, a las 8 h, 10 h, 12 h, 16 h y, principalmente, a las 20 h. En Av. Corrientes 4070, Almagro, y en todas las Universal del país.