Estábamos todos reunidos en una sala, obispos y pastores responsables de cada estado de Brasil, atentos a la reunión del obispo Macedo sobre la importancia de santificar el Nombre del Señor Jesús.
Era una tarde lluviosa de lunes, el cielo estaba lleno de nubes, pero nada de eso importaba, nuestro enfoque estaba totalmente dirigido a aquella revelación. Durante la explicación, el obispo destacó un lamento de Dios registrado en las Escrituras:
«… y continuamente es blasfemado Mi Nombre todo el día». Isaías 52:5
«Por eso, nuestra obligación es santificar Su Nombre continuamente, todos los días. Las personas deben ver esa diferencia en nosotros, a través de nuestra justicia, de nuestro carácter y de nuestra conducta. No podemos ser como aquellos que, de forma astuta, distorsionan la ley de Dios para su propio beneficio. Es nuestro carácter íntegro lo que santifica el Nombre de Dios», decía el obispo.
De repente, nos dimos cuenta de que el tiempo afuera había cambiado. Al mirar por la ventana, nos deparamos con una escena impresionante: un arcoíris vibrante, con colores tan nítidos como nunca habíamos visto. Sin embargo, lo que más nos llamó la atención fue que estábamos exactamente en el centro de aquel arco. Era como si Dios estuviera diciendo: «Esto que escuchan y dicen Me agrada».
¿Vos también querés recibir esta revelación? El miércoles 12 de febrero, comenzaremos este estudio en todas las Iglesias Universal. Estoy seguro de que, al sumergirte en esta verdad, también verás la sonrisa de Dios sobre su vida, al entender la profundidad de lo que significa santificar Su Nombre.