Una noche de aprendizaje en el Templo de los Milagros, donde comprendimos la importancia de honrar a Dios con nuestra vida, nuestro testimonio y nuestra obediencia.
Muchos han blasfemado el Nombre del Señor, pero Dios nos ha revelado como Santificar Su Nombre,
“Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais en vuestra ignorancia, sino que así como Aquel que os llamó es Santo, así también sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy Santo. Y si invocáis como Padre a aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor durante el tiempo de vuestra peregrinación…”. 1 Pedro 1:14-17
¿Qué es lo que un padre más desea de sus hijos?
¡Que le Obedezcan!
Así es en la vida con Dios, aquel que se dice ser Hijo debe Obedecerlo.
Es a través de la conducta, ejemplo y obediencia incondicional que Santificamos el Nombre de nuestro Dios y Padre.
Los hijos de Dios naturalmente Santifican el Nombre del Padre
Cuando éramos ignorantes, era común entregarnos a los deseos de nuestra carne (promiscuidad, venganza, superioridad, etc.)
El Señor nos enseña que si Le agradamos a Él, vamos a desagradarnos a nosotros mismos y al mundo, y por lo tanto, seremos perseguidos por el mundo, pero Honrados por Dios.
¿Cómo podemos santificar Su nombre?
• Siendo ejemplo en nuestra manera de vivir: vocabulario, conducta, decisiones, carácter, etc.
• Invocándolo como Padre con Temor. Sin Temor, no hay Santificación.
• Dando buen testimonio mientras peregrinamos en este mundo. El que dice ser cristiano, lleva consigo Su Nombre.