1.- Siguen siendo amigos en las redes sociales. Si él (o ella) siempre pone un “Me gusta” en las publicaciones de su ex, intercambian mensajes o comentarios, es probable que esté con alguien que todavía está con la cabeza y el corazón en el pasado.
2.- Son los mejores amigos en la vida real. Alguien puede decir que sí puede existir amistad entre dos personas que intentaron algo juntos, pero suele ser perjudicial para la nueva relación. Si realmente quiere que la nueva pareja funcione, a veces es mejor dejar de lado amistades que puedan socavar la confianza del otro.
3.- La herida todavía no cicatrizó. Por más que una ruptura haya sido dolorosa, seguir adelante es la mejor forma de superarlo. Si usted o su pareja todavía sienten rabia o dolor al hablar del ex, la herida todavía no se cerró.
4.- Celos del ex. Si en alguna situación usted percibe algún tono de celos cuando su pareja menciona que un antiguo amor comenzó una nueva relación, analícelo. Puede que todavía sienta algo por su ex.
5.- Compara al ex con usted. “La otra (o el otro) me trataba mejor”, “cocinaba mejor”, “le gustaba salir”. Las comparaciones son señales claras de que usted no es exactamente lo que su compañero/a buscaba. ¿Para qué perder tiempo con él/ella?
6.- El ex es más que un recuerdo. Si cada paseo o actividad que hacen despierta recuerdos de un/a ex en su pareja, hay que analizar si es apenas un recuerdo o algo que todavía está vivo en la memoria.
Para aprender más sobre la vida amorosa, participe este jueves de la Terapia del Amor, a las 16 y especialmente a las 20 h en Av. Corrientes 4070, Almagro.
El pasado ya no condiciona su presente amoroso
Analía Gargaglione vivía una etapa difícil tras la separación de sus padres, se puso de novia y al poco tiempo quedó embarazada, no estaba preparada para la vida de casada, pero se casó igual y se fueron a vivir a una casa precaria. “A los tres años me separé porque mi pareja estaba cómoda con esa situación y yo quería otra vida. Cuando salí adelante, él regresó y me reconquistó. Volvimos a vivir de manera precaria, él era muy celoso, entonces, me fui a la casa de mi mamá, cuando fui a buscar mis cosas, lo encontré con otra mujer. No quería saber nada de él, conseguí un trabajo, salí adelante y me fui a vivir sola”, cuenta.
Ella le daba a su hija todo lo que necesitaba, eso la hacía sentirse realizada. Su pareja intentó reconquistarla nuevamente, pero ella se había cerrado para el amor. Estaba depresiva y creía que no servía para nada porque la despidieron de su trabajo. Por los nervios fumaba mucho y bajaba de peso porque no comía nada. “Ya había tocado fondo, me tomé todas las pastillas para los nervios que me habían recetado y me corté el cuello con un cuchillo”, recuerda.
Se salvó y luego de ese episodio consiguió trabajo y conoció a una persona, él le planteó que si iban a estar juntos, sería bueno que ella cambiara para bien. La llevó a conocer a su familia y quedó encantada del amor con que se trataban. La invitaron a la iglesia, comenzó a participar de las reuniones y se desahogó, buscó a Dios y participó de la Hoguera Santa con determinación. Toda su vida cambió y hoy es feliz junto al hombre que la complementa y la hace sentir segura.
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