Los diezmos y las ofrendas representan al Señor Jesús, que fue dado a la humanidad
Durante la programación de la IURD TV del jueves 26 de julio, el obispo Edir Macedo transmitió un mensaje especial para las personas que sufren en la vida sentimental. Vea algunos extractos de lo que fue dicho por el obispo.
Infidelidad
“La Biblia nos da el consejo y el propio Dios dice que la infelicidad en la relación amorosa es el resultado de la falta del más puro amor sumado a la infidelidad. Hoy se cambia de compañero como se cambia de ropa, no existe una relación seria entre las personas, hay un intercambio.
Los hombres maduros que tienen dinero, cambian sus esposas por mujeres más jóvenes. Ese tipo de injusticia impuesta por la sociedad ha sido un caos, y por eso las drogas avanzan de una forma sorprendente porque los niños crecen en un mundo malo.”
La condición establecida por Dios
“Dios es muy claro cuando dice: ‘Volveos a Mí, dice el Señor de los ejércitos,
y Yo Me volveré a vosotros.’ Zacarías 1:3
Pero ¿cómo vamos a acercarnos, cuál es la puerta de encuentro hacia Dios? Si yo me vuelvo hacia Dios, Él se vuelve hacia mí; pero si no lo busco, voy a sufrir. Dios condiciona ese volverse, nuestro regreso, a los diezmos y las ofrendas.
Tal vez usted se pregunte: ¿Qué tiene que ver el dinero con volverse hacia Dios? Ese es el pensamiento de las personas que no conocen la Palabra de Dios. Los diezmos y las ofrendas representan al Señor Jesús, que fue dado a la humanidad, Dios nos dio la salvación a través de Su hijo, el Señor Jesús.”
Dios o el diablo
“Procure extraer el espíritu del mensaje de Dios. Quiere decir, cuando robamos a Dios, vienen los problemas, el espíritu de maldición, porque cuando una persona le roba a Dios contribuye con el diablo.
O sirvo a Dios o al diablo; si yo sirvo a Dios, el diablo es mi opositor. Cuando estoy sirviendo a Dios, el diablo es obligado a salir de mi vida. Pues Dios condiciona la entrada ante Su trono por la puerta de los diezmos y de las ofrendas; y las promesas de Dios son para los que creen. Y cuando ganamos y traemos los primeros frutos de nuestro trabajo, estamos reconociendo que el Señor creó todas las cosas. Y ese reconocimiento elimina el espíritu de la maldición que amenaza a la sociedad.”